En el Salón principal del Hotel Vittoria, donde iba a tener lugar la rueda de prensa, Luciano subió al escenario acompañado por Damián y Luka. Se les notaba claramente molestos. El ambiente era tenso, lleno de cámaras, micrófonos y flashes que no dejaban de saltar por todos lados.

Los periodistas susurraban entre sí, nerviosos, con la sensación de que algo grande se estaba cocinando, como lobos acechando en la oscuridad. Luciano se paró frente al micrófono con una expresión afilada, que parecía cortar el aire, su mandíbula estaba apretada y tenía el ceño ligeramente fruncido. Miró a los periodistas por unos segundos y empezó a hablar con una voz fria y autoritaria.

—Buenas tardes. Gracias por estar aquí. Hoy no vengo, como una figura pública sino como una persona que ha sido profundamente afectada por una mentira cruel. Durante estos días, mi pareja, Gabriele Di Lucca, ha sido blanco de una campaña de difamación sin precedentes. Las imágenes filtradas, los rumores que circulan y los t