De repente, escucharon un ruido en el cubículo continuo como si algo se había caído. ¿Alguien había entrado al baño?
Julieta no prestó mucha atención, pero Laura, siempre alerta, frunció el ceño al escuchar algo.
Antes de que pudiera preguntar, el extraño ruido cesó, y las dos se quedaron en silencio. Laura miró la puerta del cubículo contiguo, y Julieta, ajena a lo que estaba ocurriendo, seguía pensativa. Una rata pasó de un lado a otro.
—Maldición, hay que llamar al departamento de plagas—grita Laura.
Sin embargo, sin que ellas lo supieran, la enemiga de Julieta, Pamela, había estado espiando detrás de la puerta del cubículo y había escuchado la conversación entre ellas.
Al día siguiente, en un giro inesperado, Pamela decidió actuar. Sabía cómo jugar con las emociones de Scott y no dejó pasar la oportunidad de manipular la situación. Se acercó a él con una sonrisa maliciosa.
— ¿Sabías que Julieta... está embarazada? —le dice, sin ningún reparo, asegurando que Julieta había confesado