Silencios en la madrugada.
El rancho “Los Sauces” estaba iluminado con las luces rojas y azules de las patrullas. La policía local había llegado en menos de quince minutos tras la llamada de Erick. Dos ambulancias llevaron a Rodrigo, con la rodilla inflamada y un posible ligamento dañado, ya Scott, cuyo brazo izquierdo estaba fracturado y su pierna necesitaba revisión. Julieta y Valentina declararon todo, temblando mientras cuidaban de Aura, que se había quedado dormida en los brazos de su madre, agotada por el llanto. Entregaron los vídeos del atentado de asesinato.
Michael fue esposado con rudeza y subido a la patrulla. Su rostro estaba desfigurado de golpes, y apenas podía abrir los ojos hinchados. Aún así, logró mirarlos con odio antes de que la puerta se cerrara.
—Esto… no… termina aquí… —murmuró con voz ronca y rota.
Julieta abrazó más fuerte a su hija, manteniendo el temblor de sus rodillas. Scott se acercó y solo la miró de reojo, con su mandíbula rígida y su brazo bueno envolviéndola con fuerza protect