Julieta permanece de pie, meciendo a Aura con movimientos suaves mientras sus lágrimas caen silenciosas sobre la pequeña cabecita oscura. Scott se levanta del sofá con expresión angustiada, intentando acercarse a ella.
—Julieta… —dice, con la voz ronca—. Por favor, escúchame. No es lo que piensas. Yo… yo me enteré recientemente. Ni siquiera sabía que Pamela estaba… que…
Ella no lo mira. Sus ojos permanecen fijos en el bebé, que succiona su pulgar, calmándose poco a poco.
—Vete, Scott —dice, con voz baja pero firme—me duele la cabeza.
Él da un paso adelante, con las manos temblorosas.
—Esta m****a es un desastre—murmura Sofía.
Ella se va a su cuarto.
—No… no me pide eso… —suplicó Scott, con un dolor genuino quebrándole la voz—. Escúchame, por favor. Yo ya había decidido… ya me había ido de esa casa. Dormí en un hotel y pensaba terminar la boda. Solo… solo necesitaba ordenar todo antes de venir a ti. Antes de buscarte… antes de buscarla a mi hija… —su mirada se posa en Aura, y sus ojos s