—Alicia, yo…
Nicolás se encontró repentinamente sin palabras.
La pregunta de Alicia, le exigía honestidad, pero le había golpeado una inesperada verdad.
En ese instante, se dio cuenta de que no, de que esto no era simplemente por el dinero.
Su ambición seguía allí, el deseo de hacer justicia, de recuperar la fortuna de su familia, pero algo había cambiado. Porque también había en un deseo más profundo, más innegable: deseaba a Regina.
¿Pero solamente la deseaba carnalmente?
Ese cuestionamiento quedó en el aire, porque si fuera simplemente un asunto carnal, entonces ya estaría saciado desde antes.
Había tenido a Regina desnuda tantas veces en su cama, la había hecho suya innumerablemente veces y no podía contarlas ya. Eran demasiadas.
Así que no.
Había algo más.
No supo cuándo había sucedido esto, si fue antes, cuando se enamoraron y se casaron en medio de su venganza, o si fue ahora, cinco años después, cuando ella finalmente despertó del coma que se la había arrebatado por ta