Lena es una joven de 18 años que vive con su familia tradicional siendo hija única, con un padre militar y su madre ama de casa, lleva un estilo de vida a simple vista ordinario. Ella además de hermosa es muy inteligente, tiene un círculo pequeño de amigos y conocidos; se dedica a estudiar para cumplir su sueño de ser repostera profesional. En una cena formal conoce a un militar que es un poco mayor que ella, con él que pronto comienza un amorío, en poco tiempo empiezan a liarse y los dos se enamoran, sin embargo, al mismo tiempo surgen conflictos por el estilo de vida de Lena con su familia y el pasado de Bernhard(el militar) se interpone. Entre un ambiente de dudas, una pelirroja llega a ser un punto clave en la relación de Lena y Bern, al principio ella parece la mejor amiga de infancia de Bern, quién está encaprichada con él, pero después se revelarán sus verdaderas intenciones. El tiempo es corto y a la vez sigue su curso tan rápido, Lena cumple años en poco tiempo y con ello, se agregan nuevas amistades, nuevos sueños y metas por cumplir en su vida profesional como repostera, pero en el fondo de su corazón pase lo que pase siempre estará con Bern; tanto Lena como Bern tendrán que ser más inteligentes y maduros a la hora de resolver problemas que hace poco parecían inexistentes, la llegada de un nuevo ser será de gran sorpresa para todos, un reto que desafía más allá de su amor, pero sin duda eso al final agrandará no solo la familia, también sus corazones... Ellos se conocen perfectamente en la cama y al final terminarán por conocer cada parte de cada uno como ser humano para amarse eternamente.
Ler maisMi nombre es Lena, Lena Rothschild; el segundo apellido no importa, me basta mencionar el primero.
Una joven a punto de cumplir su mayor sueño, tengo muchos retos por delante, el límite a la independencia, el punto en llegar a convertirme en mujer, lo que más ansío en esta vida es poder liberarme al fin del poder que ejercen mis padres sobre mí, como hija única en esta pequeña familia, debo sincerarme y contarles que soy una sobreprotegida, la hija prodiga de los Rothschild.
Me encuentro estudiando en una AHS, en mi último curso para posteriormente ingresar a la universidad, una vida ordinaria o común, no lo sé, solo me esfuerzo mucho para independizarme en mi primera oportunidad.
Mi padre, Alexander Rothschild, un general de la armada de Austria, pretende convertirme en una mujer abnegada, llevándome al límite intelectual, aunque él sabe a la perfección que hace mucho sueño con convertirme en la mejor repostera, un camino habitual para las mujeres, sí, pero en mi es distinto, quiero establecer una enorme cafetería en mi pueblo de origen Hallstatt Austria, un lugar ubicado en la costa oeste del lago Hallstatt, en la región montañosa de Austria, rodeada de casas alpinas del siglo XVI, y callejones con cafés y tiendas…
Y después porque no, un montón de franquicias alrededor de Austria; vaya, soñar no cuesta nada, pero a este paso mi sueño se torna lejano, espero pronto encontrar la salida.
Mi madre, bueno, creo que eso les puede causar curiosidad, pero no es una figura relevante, es la típica mujer que atiende a su esposo y se limita a llevar a cabo todos sus mandatos, como si…no lo sé, ni siquiera sé porque es así, nunca me he atrevido a preguntarle o si quiera contradecirla al respecto; Mia Gruber, mi madre.
En fin, tanto que contar, tanto que decir, y el mundo no para, sigue su curso sin piedad; y esta noche no es la excepción, mi padre tiene una cena de trabajo, las relaciones sociales han sido su mejor aliado para escalar rápidamente en la milicia.
A pesar de que somos un pueblo pequeño, no llegamos a conocernos entre todos y sobre todo por el exceso turístico por el que nos hemos visto envueltos en los últimos años, sin mencionar que en el trabajo de mi padre hay elementos de diferentes lugares, los cuales se mueven habitualmente por seguridad.
Domingo, 22 de febrero del año en curso.
Busco recetas para hacer el mejor pay de queso, mi favorito; en internet hay tantas opciones, todas parecen tan fáciles, pero debo encontrar la mejor para ser la mejor.
—Lena, espero que ya tengas listo el vestido que utilizarás esta noche, recuerda que es una cena importante, te presentaré a algunos contactos que podrían serte de ayuda cuando ingreses a la universidad—mi padre abrió la puerta de golpe haciendo que me sobresaltara en mi silla.
Aprieto los labios—sí, me pondré el vestido rojo que utilice la última v…
— ¡Lena!, no quiero tener esa discusión ahora, aún hay tiempo, puedes ir a comprarte otro vestido, uno que si sea decente por favor— cierra la puerta de golpe.
Sali a comprar un vestido nuevo, parece que el anterior es vulgar ante los ojos anticuados, la verdad ese vestido me encanta, un vestido largo de satín, color rojo, de tirantes y escote, que deja entre ver la belleza de mi cuerpo de pera.
Esta noche tengo que comportarme para conseguir el permiso que tanto he esperado para un curso de repostería.
Compre un vestido muy formal, liso, me llega justo a las rodillas, con mangas holgadas, cuello redondo, color beige, aun así, el vestido me favorece bastante, soy privilegiada por este cuerpo.
Llegue a casa a las 5pm, la cena es dentro de 3hrs; aún tengo bastante tiempo para arreglarme, me pongo el vestido y unas clásicas zapatillas negras, cepillo mi cabello corto y mi fleco, aunque no es completamente lacio, se acomoda perfectamente bien, utilizo un maquillaje discreto, pero aun así llamo bastante la atención con mis ojos azules que son muy grandes y estos labios carnosos color peache.
En menos tiempo del que me doy cuenta, ya se ha llegado la hora de la cena, no me gusta bajar temprano porque en realidad la puntualidad abunda por aquí, me gusta bajar justo cuando todos están por sentarse a la mesa, así parece que nadie presta atención a mí.
Bajo por las escaleras y comienzo a ver algunas caras familiares, algunos generales, jefes y sus esposas, la mayoría solo son adultos, muy pocos traen a sus hijos porque aún son muy jóvenes para estos eventos, yo no hace mucho empecé a ser incluida en este ambiente, por motivación de mi padre por supuesto.
A mitad de las escaleras se hace el llamado para sentarse a la mesa, todos comienzan a tomar sus lugares perfectamente designados con antelación, todos se mueven a su ritmo, pero un hombre joven se queda parado entre la multitud con sus manos en los bolsillos busca atrevidamente mi mirada, es alto, calculo que mide 1.85 o incluso 1.90, es la primera vez que lo veo, tal vez viene de cambio o es recluta, no lo sé, pero es guapísimo; rápidamente capta mi atención, no dejo de bajar escalones, pero abiertamente juzgo su apariencia, si él lo hace porque yo no.
Tiene más de veinte años sin duda, tiene el dorso fornido, unos brazos muy bien trabajados, una sonrisa coqueta que se extiende por unos labios delgados y grandes, su piel apiñonada se nota suave y tersa, y esa mirada, ojos negros resplandor en la obscuridad.
Termino de bajar las escaleras y él se acerca a mí.
— ¿La llevo a su lugar señorita? —esboza una sonrisa coqueta.
—No hace falta, se perfectamente cuál es mi lugar—mi segundo nombre es orgullo.
Asiente con una sonrisa más amplia, me siento en mi lugar que es a lado izquierdo de Alexander, porque a su lado derecho por supuesto, esta Mia; para fortuna mía, este chico se sienta a mi lado.
—Suerte que mi lugar esta junto a ti—se burla.
—Solo por esta noche—replico.
Durante la cena no dije ni una sola palabra, cuando al fin pude levantarme de la mesa me acerqué a calentarme un poco en la chimenea.
— ¿Vienes a menudo aquí? —el chico se acerca a mí con una copa de vino.
—Aquí vivo—lo sigo analizando sin pudor, el traje que lleva enmarca muy bien su cuerpo, se ve tan profesional y maduro, pero es coqueto muy coqueto.
—Te traje esto, te calentara un poco la garganta—me da la copa de vino.
— ¿Vino? —tomo la copa y me quedo viendo en su interior—mi padre no me deja tomar vino, no aun—le extiendo la copa de vuelta.
—Tu padre está ocupado, no se dará cuenta—me guiña un ojo—sé que te gustará.
Le sonrió como un cómplice y me tomo el vino sin pensar, en un segundo la copa está vacía y se la devuelvo en seguida.
— ¿Quién eres? —me muerdo el labio inferior con curiosidad.
—Bern—le da la copa a un mesero que va de paso.
— ¿Solo Bern?
—Bernhard—da un paso para acercarse más a mí, aun con los tacones es más alto que yo.
De pronto tengo muchas ganas de orinar, seguro que fue el vino, no debí tomarlo tan de prisa, procuro aguantarme las ganas porque quiero seguir charlando con Bern.
—Y, ¿de dónde vienes?, no te había visto por aquí—comienzo con el interrogatorio.
—Sabes, tengo que ir al baño, pero por lo que alcanzo a ver está ocupado, me puedes decir donde encuentro otro—me mira fijamente.
—Si claro, en el segundo piso a la derecha.
Bern se va, me siento en el sofá a contemplar el fuego, pierdo la noción del tiempo y el espacio, pero vuelve a mí la necesidad de orinar.
«Carajo, tengo que encontrar un baño. ¿Por qué el de la planta baja está ocupado?»
Voy a tocar la puerta y una chica responde que en efecto está ocupado.
Camino al segundo piso olvidando por completo que Bern está ahí. Al llegar abro la puerta muy de prisa sin percatarme de que Bern está dentro. Al entrar él se está subiendo los pantalones.
—Lo siento—el efecto del vino se me baja de inmediato y me apeno muchisimo con él.
—No te preocupes, pasa, ya terminé, solo me lavaré las manos—se termina de ajustar el pantalón y comienza a lavarse las manos.
Entrecierro la puerta y Bern termina de lavarse las manos. Aprovechándome del efecto del vino me lanzo a sus brazos y tomo su rostro dándole un beso arrebatado, el me rodea por mi cintura y corresponde mi beso, es exquisito, sus labios son perfectos, su boca sabe a cereza, me encanta.
—Nos vemos abajo—cierra la puerta y sale del baño.
Hago mis necesidades.
«¿Qué estoy haciendo?, carajo, si mi padre se entera de esto seguro me mata. Pero es que Bern, esta guapísimo, ¿Cómo puedo resistirme a este bombón?»
Bajo al primer piso y veo que Bern está conversando con Alexander, acto seguido él me llama, y algo extrañada me acerco a ellos.
—Ella es mi hija Lena—sonríe—te quiero presentar a Bernhard, es hijo de un viejo amigo y se acaba de incorporar a nuestros elementos—se dirige a mí.
Bern y yo nos damos la mano como si apenas nos conociéramos.
—Mucho gusto Bernhard—aprieto su mano.
—El gusto es mío señorita Lena—nos soltamos las manos lentamente.
—Lena quiero que mañana le muestres el pueblo a Bernhard, es nuevo y necesita orientarse.
—Claro, será un gusto, puedes pasarme tu contacto y nos ponemos de acuerdo para ultimar detalles- aprovecho la oferta de Alexander al máximo.
—Bueno, yo los dejo, tengo que seguir atendiendo a mis invitados, estas en tu casa Bernhard—Alexander le da una palmada en su hombro a Bern.
—Así que quiere más contacto conmigo señorita Lena—Bern me provoca.
— ¿Y por qué no? —le sigo el juego.
— ¿Tienes en dónde anotar? —se ríe.
—No. Dame tu teléfono y yo me agrego—le extiendo mi mano y me da su teléfono.
Anoto mi contacto en su teléfono: “Lena <3”.
Se lo devuelvo y al ver su pantalla se hecha a reír.
—Eres astuta. Me tengo que ir señorita Lena, un gusto conocerla—me da un beso en la mejilla, me guiña el ojo y se va.
—Un gusto Bern…—me quedo con las palabras entre mis labios.
En la habitación no quedan muchos invitados, pero conociéndolos seguro que amanecen aquí.
—Padre, me voy a dormir, buena noche—le doy un beso en la mejilla.
—Cierra bien tu habitación Lena—siempre me dice eso cuando terminan los eventos por seguridad.
Subo a mi habitación muy rápido y cierro de golpe mi puerta al entrar, esta oscuro, prendo la luz y Bern está sentado en la silla de mi escritorio.
— ¿Cómo entraste? —le hablo en voz baja.
—Me encanta escalar—se acerca a mí y quedamos frente a frente.
— ¿Cuánto mides? —no puedo evitar preguntar.
Se ríe—puedes averiguarlo en la cama, sin tacones y sin esto—comienza a bajarme el cierre del vestido, deslizando sus brazos por mi espalda.
Me quedo quieta, me pone muy nerviosa, mi corazón comienza a latir muy fuerte y me quedo viendo sus ojos coquetos.
Desliza mi vestido hacia abajo, me quito los tacones y quedo en ropa interior; es temporada de invierno y el frío me pone la piel chinita.
En silencio camino hacia delante haciendo que Bern retroceda hasta quedar sentado en el borde de mi cama.
—Ahora soy más alta que tú—mi respiración sube cada vez más.
Bern me sienta en sus piernas, me rodea, hago lo mismo, nos besamos arrebatadamente; le quito el saco y la camisa, hasta descubrir su dorso, sus brazos me excitan, por alguna razón lo hacen ver tan fuerte y varonil.
— ¿Está segura señorita Lena? —me dice Bern.
—Xavier es el padre…—responde Bern sin ninguna expresión.Los padres de Andra se van con Xavier a hablar en privado, después de todo el bebé es amado por muchos.—Creo que mejor nos retiramos—dice Bern—si necesitan cualquier cosa, no duden en decirnos, cuentan con todo nuestro apoyo.—Gracias Bern, lo tenemos en cuenta—le responde Andra.Nos despedimos de todos rápidamente y salimos del hospital; vamos a casa de Bern por algunas cosas que necesita para terminar de mudarse a la villa con nosotras.Al llegar, ninguno de los dos encuentra las palabras necesarias para iniciar la conversación, centramos nuestra atención en guardar sus cosas en maletas…—Lena—se detiene en medio de la habitación—voy a vender mi casa, creo que ya no tiene caso tener esta propiedad si vamos a estar en la villa, si algún día queremos volver ´por cualquier cosa, podemos quedarnos con alguien cercano u hospedarnos en algún lugar…—Es tu casa Bern, puedes hacer lo que quieras con ella, sin duda te poyo en cualqui
Sábado 22 de julio del año en cursoEs temprano, los rayos del sol que entran por la ventana me despiertan de golpe, me enderezo con precaución y veo entrando a Bern con una charola.—Arriba dormilonas, es hora de desayunar—acomoda la charola sobre la cama en donde ha acomodado perfectamente bien nuestro desayuno, además le ha añadido unas flores que se ven preciosas.—Gracias, no tenías que molestarte—comienzo a desayunar.—No es molestia, es un placer estar con ustedes.«Quisiera saber que lo hizo cambiar de opinión, pero la verdad prefiero que el día siga tranquilo, no quiero entrar en discusiones y menos sobre cosas que no son mi responsabilidad…eso es, tengo que enfocarme en lo que me pertenece, sé que para mi corazón eso es ser egoísta, pero es momento de atender lo mío y olvidarme de lo demás, excepto, claro, que me pidan ayuda en algo en específico, solo entonces podré intervenir.» sonrío y sigo desayunando en silencio.—¿En qué piensas Len? —me pregunta Bern tratando de obten
—Lena—me regaña Mia.—Quiero decir: el maquillaje esta impecable, el peinado me encanta, es totalmente mi estilo y mira mis uñas—levanto mis manos para juzgarlas—además van a juego con mis pies—me detengo a ver mejor los detalles—el vestido es rojo—volteo a ver a Mia para que me confirme.—Quería que fuera una sorpresa…—aprieta los labios por fallar en su intento misterioso de ocultarme el vestido—si es rojo.Elogiamos el trabajo del salón de belleza, les damos las gracias en repetidas ocasiones y nos despedimos; son las 6 de la tarde, ya solo tenemos tiempo para vestirnos y salir con tiempo a la cena de graduación, eso es porque Alexander siempre quiere quedar bien llegando temprano a cualquier lugar.Llegando a casa mi padre comienza a apresurarnos, yo corro prácticamente a mi habitación donde la gran sorpresa del vestido me espera, Mia va detrás de mi cuidando que no sufra algún accidente por mis movimientos bruscos al andar.Al entrar a mi habitación inmediatamente capta mi atenci
Termino de dar un par de pasos hasta la orilla del mirador, donde encuentro a Xavier pensativo—Hola de nuevo—lo saludo mirando al frente.—No quiero quitárselos, solo quiero a mi bebé—se sincera conmigo.—A veces necesitamos ayuda, solo tenemos que reconocerlo.—Puedo solo, además tengo…—A todo un equipo detrás de ti, si, ya lo escuché—lo interrumpo y volteo a verlo—¿pero tienes una familia que te apoye?—Temo que sean como Roxxane.—¿En qué sentido? Digo, por lo que veo conocemos dos versiones muy distintas de Roxxane—me rio para tratar de animarlo.Se ríe conmigo—yo creo que sí, sin duda.—Ya en serio, sé que quieres proteger a tu bebé de todo y darle todas las herramientas necesarias para su desarrollo, como salud y seguridad; todo eso puedes lograrlo con ayuda de las personas que lo aman al igual que tú, como sus abuelos, por ejemplo.—¿Por qué tu no dudas de que soy su padre?—Nadie cruza mar y tierra por nada, además entre padres nos conocemos—toco mi vientre.Conversamos un po
Ahora estoy sola en la sala de espera y vaya que hace honor a su nombre, estoy en una larga espera por saber que ocurre.Entra Andra a la sala buscando a sus padres—entraron a ver a tu hermana, no hace mucho de eso—le aviso antes de que ella me pregunte para no hacerla perder el tiempo.Me responde con el rostro y se va en seguida en dirección a la habitación de su hermana. Después de un rato me canso de esperar y estar sola en la sala de espera, veo la hora y ya son casi las siete de la mañana, me levanto de mi lugar y me voy caminando a la cafetería para buscar algo de desayunar.Llegó a la cafetería y pido un poco de fruta picada, un jugo de naranja y una ensalada de pollo con verduras, de todo el menú es lo más apetecible y saludable que encontré.Me siento en una banca a desayunar, saco mi teléfono para distraerme un poco en redes sociales; poco antes de terminar de desayunar, recibo un correo de Helga en el que me informa que ha leído la propuesta de expandir nuestra cafetería y
Nos alejamos de allí poco a poco, nos sumergimos entre enormes árboles y vamos descubriendo poco a poco todo lo que hay en la villa. Empieza a caer la tarde y Bern me detiene con una mano.—Pensé que solo eran árboles, pero mira lo que tenemos allá —me señala un árbol que al parecer es un mirador rustico.Me lleva hasta allá con cuidado, primero sube él para ver si es seguro, una vez que se cercioro de que el material aun es resistente, baja para ayudarme a subir por las escaleras que son bastantes, una vez que terminamos de subir, quedamos muy por encima del piso y podemos ver como cae el atardecer al mismo tiempo en que nos permite ver toda la villa con detenimiento desde un solo lugar.Me quedo mirando al frente—que bonito es todo desde aquí—le comento a Bern—quiero pedirte algo.—Lo que quieras Len—me abraza por un costado pasando su brazo por detrás de mis hombros.—Quiero que me acompañes a mi cena de graduación, es este fin de semana, van a estar todos allí, pero para mi es imp
Último capítulo