—¿Y ahora por dónde seguimos arreglando tu vida? —me dijo Lorena mientras estábamos en el parque vigilando a las niñas—. Ya eres una mujer independiente y empoderada. Madre soltera y con su propio negocio de éxito. Parte de ello gracias a mí, claro.
—¡Claro!
—¿Cuál es el siguiente paso de Vamos a reconstruir la mierda de vida de Becca?
—No lo sé. Si la panadería funciona, yo ya estoy bien.
—¿Estás viendo a alguien? —preguntó Lorena.
—¿Te refieres en tono romántico, a un terapeuta, o si oigo voces?
—Hombres.
—No hay tema hombres.
—¿Cómo que no hay? ¿En qué punto estamos?
—Que el monstruo que vive debajo de mi cama no sale por miedo a que me lo folle. —Lorena estalló en carcajadas—. No, en serio, voy por la calle con una bolsa de Victoria’s Secret para que la gente se crea que tengo una vida.
—Muy bonito. ¿Y qué llevas en la bolsa?
—Realmente, dentro llevo un tupper con croquetas. ¿Quieres? —le ofrecí. Ella negó con la cabeza—. Te las he traído para las niñas.
—¿No tienes fantasías sexu