95. Buena chica
Rashel ya no protestó.
Le daba lo mismo cuánto tiempo estuviera lejos de su esposo, siempre lo extrañaba.
—Ahora sí —murmuró con una sonrisa oscura—. ¿Dónde estábamos?
—Intentando no traumatizar a nuestros hijos —susurró ella riendo.
—Mmm... bueno, ya se fueron, nos ahorraremos el psicólogo —dijo él burlón inclinándose peligrosamente cerca de su boca—. Ven aquí, princesa mía.
Y antes de que ella pudiera hablar, él la levantó otra vez en brazos besándola posesivamente.
Cuando entraron a la habitación que compartían Valerik cerró la puerta con el pie y la llevó al baño. Rashel sonrió con los brazos alrededor de su cuello.
Él la sentó suavemente en la encimera al lado del lavabo pero sus manos no se separaron de su cintura, Valerik la miró como si estuviera viendo a un milagro.
—Rashel... —susurró en un tono que la hizo temblar.
Ella le acarició las mejillas.
—¿Qué?
—No podía concentrarme en la misión por estar pensando en tus muslos extendidos para mí —susurró en su oído mientras abría