57. 
Fedorov entró con pasos lentos, sin querer sobresaltarla. Se acercó al borde de la cama sin hablar de inmediato. Observó su rostro enrojecido, los ojos apagados, las ojeras marcadas.
Sus padres apenas se habían ido de la habitación, cuando había fingido quedarse dormida. Y por eso estaba sola.
—Rashie... —dijo con suavidad—. Necesito hablar contigo, sé que estás despierta.
Ella no respondió pero sí abrió los ojos.
—Sé que no es el momento ideal. Pero tengo que hacerte una revisión más profunda, hay que cerciorarse de que…
—No —murmuró apenas audible.
—No es por molestarte, pero necesito asegurarme de que… de que el diagnóstico sea correcto. El médico que te atendió antes no hizo todos los exámenes. Podría haber una posibilidad…
—No me digas eso —susurró con furia contenida, sentándose en la cama y clavando los ojos en él—. ¡No me des esperanzas para luego volver a romperlas! Él me lo dijo, Fedorov. Lo perdí. ¡No me hagas pasar por eso otra vez!
Fedorov se acercó, podía notar lo rota qu