50. No te disculpes por sentir
Polina estaba temblorosa sintiendo la mirada fija de Marco al mismo tiempo que estaba haciendo una videollamada simultánea.
Miró el número de su madre pero ya estaba demasiado cansada de rogar por amor, ni siquiera le importaba ahora si ella tenía tiempo para ella nunca lo había tenido y su rechazo dolería como siempre, ese no era el momento para dolor sino para felicidad, como le había dicho Marco, llamaría a las personas que estuvieran en su vida y que sabía que para ellos era importante.
Ellos no tardaron en contestarle la video llamada.
—¿Polly? ¿Qué pasó con el bebé? ¿Todo salió bien?
—¿Si es una niña? —preguntó Gian igual de emocionado que Satarah.
—¿Polina? —la voz más tímida de Lya se escuchó.
Aunque Polina sabía que probablemente estuviera junto a Gian, ella la había llamado a su número para incluirla en la en el grupo de personas que quería y que habían estado para ella cuando lo necesitó.
Polina enseguida sonrió ampliamente asintiendo con la cabeza.
—Una niña que segurament