49. Mi apellido junto a tu nombre
Nunca en su vida desde que llegó a la mafia se había sentido nervioso por hacer algo. Pero esto era diferente a todo lo que había hecho antes.
Marco no improvisaba, jamás lo había hecho, lo que iba a pasar a continuación lo había planeado desde antes de que se atrevieran a secuestrar a Polina. Había esperado pacientemente, si es que podía decirle así, a que la herida de las piernas estuviera completamente sana y que la doctora le dijera que su hija estaba sana para finalmente poner en marcha el plan que tenía pensado. Ahora jodidamente nadie iba a arruinar esto.
—¿Cómo puedo agradecerte por este regalo, papi? —preguntó con su coquetería nata que lo enloquecía.
Necesitaba tener calma si quería que las cosas se dieran como él quería.
—Lo único que quiero es que disfrutes el viaje.
Marco se inclinó para dejar un beso en su cuello erizándole enseguida la piel.
Pronto Marco dejó que Polina se apoyara sobre la barandilla repitiendo que no podía creer que eso fuera suyo, estaba embelesada ob