148. Destinados a estar juntos
Los ojos de ella se abrieron con horror y enseguida negó con la cabeza.
—N-no sé de qué hablas...
—¡No me creas un estúpido! Siempre fuiste una maldita vergüenza, no voy a permitir que pase otra vez.
El miedo se arremolinó en su vientre mientras que dejaba salir las lágrimas que estaba conteniendo.
—Estaba a punto de llevarte a abortar pero lo ocultaste por demasiado tiempo, zorra. Ese bastardo desaparecerá después de que...
—¡No papá! ¡Por favor! ¡Te lo suplico!
Tarah se aferró a su padre con desesperación dejando que las lágrimas esta vez brotaran de sus ojos.
Él la apartó con desprecio y Tarah se tambaleó asustada de que él pudiera hacerle daño a su hijo o se lo quitara.
No sabía cómo se había enterado él cuando ella lo sabía desde hacía muy poco.
—Papá, no me lo quites ¿Sí? Haré lo que quieras, me iré, desapareceré de aquí, no me verás más, pero por favor. No lastimes a mi bebé, no me lo quites —habló ella con desesperación.
—Si hubieras mantenido las piernas cerradas esto no est