Al terminar de besar a la mujer, Théo se levantó y se arregló la ropa.
—Necesito irme, si seguimos aquí, voy a desistir de mi compromiso. —Asumió.
—¿No vas a tomar café primero? —Preguntó preocupada, viendo lo apurado que estaba.
—No, tomaré algo en el camino, no te preocupes, volveré muy rápido. Ni sentirás mi ausencia.
—Ya la estoy sintiendo. —Reveló triste.
—No estés así, después de hoy, prometo que seré más presente en tu vida y ¿sabes una cosa? Aprovecharé que estoy tomando unas vacaciones, llevaré a ti y a Lis para que pasemos unos días en el campo, estoy seguro de que les encantará.
—¿En serio? —Ella preguntó con un brillo en los ojos.
¿Por qué él la llenaba de esperanzas?
—Haré todo para demostrarte que soy digno de tu amor.
Dándole un último beso, salió del cuarto rápidamente, sin percibir que de los ojos de la mujer, a quien había dejado sentada en la cama, comenzaban a caer lágrimas.
Caminando hacia el coche, entró en él y salió rápidamente del garaje, conduciendo por las c