Las palabras del hombre resonaron en la mente de Victoria como un eco escalofriante. La idea de casarse con él y formar una familia era una pesadilla hecha realidad. Pero sabía que, por el bien del médico y por su propia seguridad, no podía rechazar la propuesta de manera impulsiva.
Por un momento, el silencio llenó el aire, mientras Victoria luchaba por contener la oleada de emociones que la invadían. Finalmente, levantó la mirada hacia el hombre, encontrándose con sus ojos fríos y despiadados.
Por un momento la idea de negarse pasó su mente, pero no podía, no podía dejar que le hicieran algo a la persona que desinteresadamente la había ayudado.
—Está bien —dijo con voz firme, aunque su corazón latía con fuerza en su pecho—. Aceptaré tu oferta.
El hombre sonrió satisfecho, saboreando su victoria. Victoria sabía que este era solo el comienzo de una nueva pesadilla, pero estaba decidida a hacer lo que fuera necesario para proteger al médico y encontrar una oportunidad para escapar de n