—¡No! No lo haré. ¿Así que quieres esto por dinero? ¡Eres tan corrupto, Travis Mayer! Todo lo haces por ambición. ¡No tendré otro hijo contigo, vete ahora mismo!
Sídney sintió cómo la rabia y la desesperación se entrelazaban en su pecho mientras intentaba alejarse de él.
Pero Travis, con su mirada intensa y su presencia dominante, tomó su brazo con firmeza, acorralándola contra la pared.
La cercanía de su cuerpo despertó en ella una mezcla de emociones que intentaba reprimir.
—¿No fue lo mismo que hiciste tú? Tuviste un hijo por ambición, por atarme a ti —replicó él, su voz cargada de reproche.
—¡Suéltame! —gritó ella, tratando de liberarse de su agarre, sintiendo cómo la ira la invadía.
—¿Por qué lo niegas? Te mueres porque te haga otro hijo —dijo Travis, acercando su rostro al de ella, sintiendo su aliento cálido contra su piel.
Esa proximidad la hizo estremecer, y un torrente de recuerdos la asaltó.
“Maldito tonto corazón, no puedes sentir nada por este hombre traidor”, sentenció Sí