38. Yo conocía bien el dolor, pero no ese tipo de dolor
POV ALESSANDRO BALESTRI
Irene apretó mi mano con fuerza, su mirada seguía el caos que se desataba al ver cómo Mónica era arrastrada por los policías. Los flashes de las cámaras cegaban por momentos; los murmullos se mezclaban con la indignación del público y el sonido de los tacones sobre el mármol resonaba como una sentencia.
Aiden se acercó lentamente a mi padre. En su rostro no solo había desconcierto, sino el reflejo de un niño que veía desmoronarse, de golpe, la verdad que había sostenido toda su vida. Sus ojos, cargados de preguntas, se movían entre el hombre que creía muerto y el silencio abrumador que lo envolvía.
Él era apenas un niño cuando Mónica, declaró a Damien Lefevre como muerto. Desde entonces, esa mentira había sido el pilar de toda su existencia… y ahora, frente a él, aquel fantasma al que llamaba padre respiraba de nuevo, desafiando todo lo que alguna vez creyó real.
Tomé el micrófono. El silencio cayó como una cortina invisible, y mis palabras resonaron con u