POV AIDEN LEFEVRE

Ver a Irene después de tantos años fue como despertar un volcán dormido en lo más profundo de mí.

Estaba más hermosa de lo que recordaba, más fuerte, más inalcanzable... Lo supe en el instante en que nuestras miradas se encontraron. Pero verla tomada del brazo de Alessandro Balestri encendió en mí una furia que apenas pude contener.

Era mío lo que él sostenía. Irene siempre fue y será mía.

Tuve que contenerme. No era el momento… no allí, frente a todos, bajo esas luces que parecían desnudarme y esas miradas que se clavaban como cuchillos. Mi cuerpo pedía reaccionar, gritar, tomarla en mis brazos y llevármela, pero mi mente me recordaba que la impaciencia podía arruinarlo todo.

No pude evitar preguntarme:¿Acaso Irene había dejado de ser mía en el instante en que otra mano se posó sobre la suya?

El veneno de la duda me atravesaba, pero la furia era más fuerte. Dentro de mí ardía la certeza de que nada había terminado, que lo que alguna vez fue mío no podía b