No tengas piedad.
Marina se quedó completamente paralizada cuando los labios de Gael tocaron los suyos.
Aunque en el fondo de su corazón se lo esperaba, pues la forma tan decidida en que Gael se había acercado hacia ella con pasos lentos y seguros, la manera intensa en que sus ojos la miraron fijamente, revelando un universo de sentimientos contenidos durante tanto tiempo, era absolutamente evidente que la besaría en cualquier momento.
Sin embargo, la repentina sensación de calidez que invadió todo su cuerpo la sorprendió, como si nunca hubiera experimentado algo semejante en todos sus años de existencia, despertando sensaciones que creía dormidas o incluso muertas tras tantos años de sufrimiento.
El corazón se le aceleró desenfrenadamente dentro del pecho como si quisiera escapar de su cuerpo, latiendo con tal fuerza que podía escuchar los propios latidos retumbando en sus oídos.
Y terminó correspondiendo aquel beso con una intensidad que ni ella misma sabía que guardaba dentro, sin poder evitarl