Confusión de gemelos.
El semestre terminó, y Sebastián junto a su esposa se fueron de viaje, por dos largos meses que prometían ser una experiencia transformadora para su matrimonio.
El primer país que recorrieron fue su propio país, Colombia; subieron a un avión en el aeropuerto de Antioquia, que los llevó a su primer destino, cargados de ilusiones y expectativas por redescubrir juntos los paisajes que formaban parte de su identidad.
Era un viaje necesario, casi terapéutico, después de las dificultades que habían enfrentado en los últimos tiempos.
Aunque Stella invitó a su madre, ésta se negó a interferir en el viaje de aquella pareja recién reconciliada. Sabía que su hija y Sebastián necesitaban espacio para reforzar su reciente reconciliación.
La madre de Stella, entendía perfectamente que su presencia, por muy bien intencionada que fuera, podría convertirse en un obstáculo para que la pareja reconstruyera su intimidad perdida. “Los matrimonios jóvenes necesitan tiempo a solas”, les había dicho