Capítulo 97: Tragos y Confesiones

Barak estaba en el pasillo, apoyado en el marco de la puerta, cuando escuchó a su esposa decirle a Kenji aquello tan duro. Vio cómo su amigo se encogía sobre sí mismo y se quedaba sentado en el sofá, como un hombre derrotado.

—Kenji. —Dijo en voz grave, acercándose. —Vamos.

—¿A dónde? —Preguntó el otro con la mirada perdida.

—A despejarte. Un trago, música, cualquier cosa menos quedarte aquí como fantasma. —Kenji lo miró un instante. Luego asintió sin fuerzas. Barak se giró hacia Lianett.

—Nos vamos. Cuida a los niños. —Lianett asintió, entendiendo sin sentirse culpable por lo que le dijo a Kenji.

El bar estaba iluminado con luces cálidas y una banda tocaba boleros en vivo. Las mesas olían a madera y ron. Se sentaron en un rincón apartado. Barak pidió dos tragos dobles de whisky.

—Toma. —Le dijo Barak empujándole el vaso. —Te hace falta. —Kenji bebió de un solo trago. Luego dejó el vaso sobre la mesa con un golpe seco.

—No puedo más, Barak.

—Suelta todo. —Respondió su amigo. —
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