WILLIAM FOREST
La habitación estaba vacía.
Oscura.
Silenciosa.
Eran casi las dos de la madrugada. Solo la tenue luz del monitor iluminaba mi rostro mientras pasaba, una vez más, las páginas del informe.
Una carpeta con el nombre que había buscado por años.
Lissandra Smith
Mi hermana.
Mi sangre.
El archivo estaba cifrado. Lo construí yo mismo, línea por línea. Fotos antiguas, registros médicos, fechas. Todo encajaba. Cada pieza, cada vacío en mi historia... tenía sentido ahora. Además de un examen de ADN que confirmaba que ella era mi hermana. Lo único que me quedaba en el mundo.
Me recosté en el respaldo de la silla, apreté los ojos con fuerza y dejé que la imagen volviera.
El recuerdo que nunca me abandona.
FLASHBACK
Una habitación de hospital.
Flores marchitas sobre la mesa.
El pitido constante de una máquina monitoreando lo inevitable.
Mi madre, tan pálida como las sábanas, apenas podía hablar.
—William… —susurró con una voz hecha cenizas—. Hay algo que debes saber, antes de que… a