A veces, el amor surge donde menos lo esperamos. Lina siempre se ha sentido invisible. Alta, con sobrepeso y una sonrisa tímida, ha sido el blanco de las burlas durante años. Pero cuando el chico más guapo y popular del instituto, Derian, comienza a mostrarle una atención inesperada, Lina no puede evitar dudar de sus intenciones. Después de todo, él siempre fue su enemigo, alguien que la ridiculizaba sin piedad. Pero el destino tiene otros planes. Tras un giro inesperado, los dos se ven obligados a pasar más tiempo juntos, y lo que comienza como una amistad, termina en una relación marcada.
Leer másPUNTO DE VISTA DE DANLa duda seguía acechándome, pero con cada interacción con Derian, esa sensación se debilitaba.No había titubeos, no había señales ocultas. Si estaba fingiendo, entonces era la mejor actuación que había visto en mi vida.Y si realmente no recordaba...Eso cambiaba todo.Lina había salido corriendo de la habitación después del intercambio con Derian. En otro momento, me habría quedado para analizar más a mi "hermano", pero algo en la manera en que Lina reaccionó me dejó inquieto.La encontré en el pasillo, apoyada contra la pared, con los ojos fijos en el suelo.—Lina...Ella levantó la mirada y, sin previo aviso, se lanzó a mis brazos.Me tomó por sorpresa. Sus temblores eran leves, pero los sentí contra mi pecho.—¿Por qué... por qué dijo eso? —su voz era un susurro.Mi instinto me decía que la apartara. Lina no era alguien a quien podía confiarle nada, y menos ahora que tenía ciertas sospechas sobre ella. Pero... si realmente creía que Derian había olvidado tod
PUNTO DE VISTA DE DAN Desde el momento en que entré en la habitación de Derian, supe que algo estaba mal. Su reacción fue demasiado calculada, su expresión demasiado ensayada. Me miró con los ojos entrecerrados, como si tratara de encontrar la manera correcta de responderme. "Ahh, eres tú... Dan. ¿Qué pasó? Mi mente está en blanco", dijo con un tono pausado. ¿Mente en blanco? No lo creí ni por un segundo. Me acerqué, manteniendo mi máscara de preocupación. —Derian... ¿No recuerdas nada? Asintió lentamente. —Así es Dan, no sé qué pasó ni qué hago aquí... Su actuación era buena, pero no lo suficiente para engañarme. —Tuviste un accidente —expliqué, dándole espacio para tropezar con su mentira—. Te atropellaron y, afortunadamente, Lina llamó a la ambulancia y... —¿Qué? ¿Quién? ¿De qué hablas? —interrumpió, como si ni siquiera recordara a Lina. Pausa perfecta. Demasiado perfecta. Me incliné levemente hacia él, estudiando cada pequeño detalle: su respiración, la tensión en sus
PUNTO DE VISTA DE LINA: Sentía como alguien me seguía, cuando de repente alguien me jalo del brazo y me encerró en un cuarto de limpieza del hospital, al alzar la mirada me doy cuenta que es Derian. Al tratar de hablar cubrió mi boca con su mano, mientras el escuchaba atravez de la puerta. Su perfil era atractivo pero sé que estaba preocupado. /Se escucha un teclado:/ -Señor, tenemos un problema... (Silencio) Lina nos descubrio... /Se escuchan unos pasos alejarse/ Derian me miro y me miro por completo. -Lina, ¿Estás bien? Asiento con la cabeza mientras lo miro directamente a los ojos. -Si, Derian.... Pero.... ¿Qué haces aquí? Deberías de estar en la cama. -Así es Lina pero.. Exclamo Derian. -Sé me hace raro que mis padres no hayan venido desde el primer día que me paso ese "accidente" y se hayan ido antes que despertara. -Espera, ¿Estás sospechando de mi? -No Lina, pero tu le avisaste a Dan de mi salud, el debió decirles a mis padres que paso, per
Dan nunca dejaba nada al azar. Su vida estaba construida sobre el control, la estrategia y la manipulación. En su mundo, los sentimientos eran una debilidad y los errores costaban demasiado caros. Por eso, cuando se enteró de que Isabela Montenegro había hablado con Lina, sabía que ella comenzaría a investigar a Lina, supo que debía actuar de inmediato. Estaba en su despacho privado, un lujoso estudio con paredes de madera oscura y una vista privilegiada de la ciudad. Frente a él, un hombre trajeado esperaba instrucciones. —¿Fred sigue husmeando? —preguntó Dan, encendiendo un cigarro con calma. —Sí, señor. Ha intentado acceder a registros antiguos, pero hemos bloqueado la mayoría de sus intentos. Dan sonrió con frialdad. Sabía que Fred era eficiente, pero también sabía que todo hombre tenía un límite. —Hazle saber que está perdiendo el tiempo. Si insiste… hazle entender de otra forma. El hombre asintió y salió sin hacer preguntas. Dan exhaló el humo con tranquilidad, pero su m
El aire en la residencia Montenegro era denso, cargado de pensamientos y recuerdos. Isabela Montenegro caminaba por el amplio salón con un leve fruncimiento en el ceño, aún con la sensación inquietante que la había acompañado desde el hospital. La joven que había encontrado allí, Lina… Había algo en ella que le resultaba insoportablemente familiar. Se detuvo frente a la gran ventana que daba al jardín, con las manos cruzadas sobre su regazo. Sus pensamientos eran un torbellino, su corazón, aunque siempre tan templado, latía con un ritmo diferente. —Fred, Ven aquí por favor, rápido. Su voz, serena pero firme, llamó a su asistente, quien apareció casi de inmediato. Fred era un hombre de mediana edad, de apariencia pulcra y movimientos precisos, leal a la familia Montenegro desde hacía años. —Averigua todo lo que puedas sobre Lina, la chica que conocí en el hospital. —ordenó sin rodeos. Fred la miró con leve sorpresa, pero su profesionalismo lo hizo asentir sin cuestionar. —¿Algo
El hospital estaba en silencio, pero para Lina, todo era un torbellino de emociones. Sentada en una de las frías sillas de la sala de espera, sentía sus piernas temblar y el peso del cansancio acumulado. La imagen de Derian, tendido en el suelo, con la sangre manchando el pavimento, seguía repitiéndose en su mente como una pesadilla de la que no podía despertar. Apretó las manos sobre su regazo, intentando calmar su respiración. Sabía que la cirugía había sido un éxito, pero eso no quitaba el miedo que se aferraba a su pecho. ¿Y si no despertaba? ¿Y si su vida no volvía a ser la misma después de esto? Fue entonces cuando sintió una presencia junto a ella. Un perfume elegante, un aura cálida. Lina levantó la vista y vio a una mujer de porte distinguido, con el cabello recogido en un moño impecable. Sus ojos, de un tono familiar, la observaban con una mezcla de compasión y curiosidad. —¿Te encuentras bien? Lina parpadeó varias veces antes de darse cuenta de que la mujer le estab
Punto de vista de Lina: El murmullo de la ciudad se ve interrumpido por un grito desgarrador. Una mujer en la acera, con los ojos muy abiertos y las manos cubriéndose la boca, señala con desesperación el cuerpo tendido en el pavimento. —¡Dios mío! ¡Alguien llame a una ambulancia! El sonido de las sirenas y el bullicio del tráfico parecen desvanecerse cuando Lina escucha los gritos. Su corazón se detiene por un segundo y, sin saber por qué, un escalofrío la recorre. Se gira lentamente, su mirada recorriendo la calle hasta que finalmente lo ve. Allí, en medio de la carretera mojada por la lluvia, está él. —¡Derian!— Su voz se rompe al gritar su nombre. Su cuerpo reacciona antes que su mente. Las piernas le tiemblan mientras corre hacia él, sintiendo el pánico adueñarse de su pecho. Su respiración se vuelve errática, el aire apenas entra en sus pulmones. El sonido del agua salpicando bajo sus pies, el murmullo de la gente alrededor, todo se siente lejano. Cuando llega a su lado, s
Punto de vista de Derian: El aire de la tarde se siente pesado cuando finalmente termina la clase de francés. Mis pensamientos están hechos un desastre, cada palabra que escuché en la clase se ha desvanecido en el fondo de mi mente, dejando solo una imagen clara y nítida: Lina y Dan juntos. Me apresuro a salir del aula, pero algo me detiene en seco. A pocos metros de distancia, en un rincón más apartado del pasillo, veo a Dan inclinado sobre otra chica. Su sonrisa es encantadora, su postura relajada, su mirada juguetona. Coquetea con ella, deslizando un dedo por su brazo, provocándola con palabras suaves que no alcanzo a escuchar, pero que sin duda están diseñadas para hacerla sonrojar. Y lo logra. La chica ríe tímidamente, desviando la mirada con una mezcla de vergüenza y emoción. La sangre me hierve. No puedo creerlo. No puede ser tan descarado. Hace solo unos días besó a Lina, y ahora está aquí, como si nada, con otra. Aprieto los puños con tanta fuerza que mis uñas se clavan e
El sol de la tarde iluminaba el cielo con tonos dorados y naranjas cuando Lina, Laura y Adrian salieron del café. El aire fresco de la ciudad les envolvía, y aunque Lina seguía sumida en sus pensamientos, agradecía la compañía de sus amigos. Sabía que ellos intentaban animarla, así que decidió dejarse llevar y disfrutar del paseo. —Creo que necesitamos algo dulce Dijo Laura con una sonrisa traviesa —. ¿Qué tal un helado? —Buena idea Respondió Adrian, lanzándole una mirada cómplice a Lina —Un poco de azúcar nunca viene mal para mejorar el ánimo. Lina forzó una sonrisa y asintió. No quería arruinar el momento con su melancolía, así que les siguió hasta la heladería más cercana. Laura, siempre entusiasta, pidió un helado de tres bolas con diferentes sabores, mientras Adrian se conformó con un clásico de chocolate. Lina eligió vainilla con almendras, un sabor reconfortante, casi como un abrazo en forma de postre. Se sentaron en un banco de la plaza, observando a la gente pasar