LISSANDRA
La música suave flotaba por el salón, entre las luces cálidas, el aroma de flores y las sonrisas sinceras de todos los que quiero.
Ash me llevó al centro de la pista sin soltarme un segundo. Tenía esa expresión suya que solo aparece en los momentos importantes: intensa, serena… completamente mía.
—¿Me concede este baile, señora Gardner?
—¿Puedo decir que no?
—Nunca —murmuró, besando mi mejilla antes de rodearme con sus brazos.
Nos movíamos lento, como si el mundo entero se hubiera detenido a nuestro alrededor. No hablábamos. No hacía falta. Su mano en mi mano, la otra en mi cintura, su frente rozando la mía… eso decía más que mil palabras.
Me dejé llevar. Por él. Por su amor. Por la sensación de que, por primera vez, pertenecía a un momento hermoso. No solo pertenecía… yo era el centro de ese momento.
A unos metros, vi a Ethan y Oliver en una especie de batalla absurda con Erick en medio.
—¡Yo soy tu tío favorito, lo sabes! —decía Ethan, cruzado de brazos.
—Mentira —refutó O