ASHTON GARDNER
La habitación estaba en penumbras.
El cielo apenas comenzaba a aclararse, proyectando una luz azul tenue a través de las cortinas.
Liss dormía sobre mi pecho.
Su respiración era calma. Su cuerpo, aún desnudo, tibio, perfecto, enredado con el mío.
Y yo… no quería moverme. Fue como esa noche en el bar, no quería dejarla, no quería alejarme de ella.
Quería quedarme así.
Enterrado en su olor.
Atado a su piel. Sintiendo que por una noche, todo lo roto se había pegado de nuevo.
Pero el reloj no perdona.
Y si Marcus me encontraba aquí… la perdería para siempre.
Respiré hondo, grabándome cada centímetro de su rostro.
Sus pestañas sobre las mejillas.
Sus labios ligeramente entreabiertos.
Su mano aún aferrada a mi pecho, como si no quisiera dejarme ir.
Me incliné despacio y la besé en la frente, luego en la nariz. Y finalmente… en los labios.
Ella se removió suavemente, murmurando mi nombre medio dormida.
—Ash…
—Shhh —susurré junto a su boca—. No despiertes, amor.
Solo vine a des