El príncipe llegó hasta ella cojeando y sosteniendo su costado, ¿había escuchado la terrible noticia? Ya no le quedaban aliados.
Amaya lo miró y la pena la invadió. No solo era su golpeado aspecto físico sino la derrota moral que dejaban ver sus ojos. Esos que antes eran tan confiados y arrogantes, ahora le parecían infinitamente tristes, vacíos. Él siempre fue su roca, su seguridad, la firmeza en medio de la tormenta, y ahora verlo derrotado le partía el alma. A pesar de todo el miedo y la incertidumbre que ella sentía, quería protegerlo, era el momento de que fuera su roca.
Se acercó a él y lo abrazó, cuando se separaron, ella acarició su rostro y lentamente unió su boca con la suya. Era el beso más triste que se habían dado jamás. Permanecieron unidos por lo que parecieron horas, hasta que finalmente Ryu se separó de ella.
Él miró su torso, ya sin el chaleco antibalas y fijó los ojos en los varios cortes que tenía en los brazos producto del enfrentamiento con Zahyr. Antes de que