Liadrek
Todo iba de maravilla, demasiado perfecto como para continuar así. ¿Por qué no podía tener paz completa? Siempre había un evento que acababa con mi tranquilidad y, por supuesto, este día no sería la excepción.
¡Por los Woses antiguos!
¿Hasta cuándo tenía que soportar a este hombre ruin?
—¿Qué haces aquí? —interpelé, cargado de rabia y descortesía.
Su mirada burlesca me ardió la sangre y encendió unas ganas inmensas de enterrarle mi puño en su cara de idiota.
—¿Desde cuándo los subordinados acosan a los invitados de su alfa? —dijo con arrogancia, como si su presencia fuera bienvenida aquí.
No lo soportaba.
—Draevor, yo no te invité —le respondió Laurel, hastiada.
Me sentí mal por ella, pues pude sentir su cansancio emocional y estrés. No quería ser partícipe de su malestar, pero no podía evitar los celos que me consumían cada vez que veía a ese descarado. Era obvio que él buscaba su cercanía, que intentaba apartarla de mí.
Y no se lo permitiría. Laurel era mía, mi pareja.
—Bell