Kaia
Mis ojos parpadearon varias veces antes de abrirse. Solté un largo bostezo mientras extendía los brazos. Como siempre, grité para sacar todo el sueño que me quedaba.
¡Qué rico era levantarse tras dormir tan bien!
—Ummm... —El gruñido de Nevan me terminó de despabilar; fue entonces cuando noté su presencia.
¡Ah! ¡Dormí con Nevan!
Mi bello novio se removió inquieto y luego se tapó la cara con la almohada.
¡Qué dormilón!
—Debe ser porque todavía está débil —razoné—. Sí, por eso la tía me pidió que lo cuidara. ¡Entonces le haré el desayuno! —exclamé, y Nevan se volvió a quejar.
—Uy, mejor me voy a asear y no lo sigo molestando.
Desde que entré al baño, me senté en el inodoro a hacer pipí.
—Ah... Qué alivio...
La bañera estaba frente a mí y trajo recuerdos que me hicieron sonrojar, además de cosquillas en el estómago. Nevan y yo estuvimos allí anoche, semidesnudos y muy íntimos.
—Toqué a Nevan..., nos besamos mucho... ¡Ah! —Me tapé la cara, emocionada. Para mí, ese avance era muy imp