Kaia
Del otro lado de la cortina no se veía nada, pero me parecía poco apropiado. ¿Era común para ellos?
Ummm...
—¿Tienes pareja? ¡Quién lo diría! Te ves tan inalcanzable que me cuesta creer que tengas corazón —bromeó ella. Luego me miró—. Eres hermosa. El chico estrella tiene buen gusto.
—Muchas gracias —le dije con amabilidad.
—Soy Lana —se presentó.
—Mucho gusto, Lana. Mi nombre es Kaia.
—El gusto es mío. —Su atención se fue a Nivi—. Ah, pero aquí tenemos a lo más precioso de este lugar. Nivi, ven aquí.
Mi bebé la obedeció. ¡Y se le lanzó encima!
¿Ah?
—Lana me ayudó a cuidarlo —me explicó Nevan cuando salió de detrás de la cortina—. Estuvo con él mientras yo hacía las presentaciones.
Asentí, casi congelada.
Nevan solo llevaba puesto un pantalón blanco y holgado, que le daba una apariencia sensual, pero pura a la vez. No podía apartar los ojos de su figura perfecta, la firmeza de sus músculos, la cremosidad de su piel y cómo su cabello negro contrastaba con esta.
¿Cómo podía ser ta