Kaia
¡Era una locura!
—Nevan, yo no soy tu mate. ¿Por qué te unirías a mí? ¿Y si la encuentras? ¿Estarías dispuesto a rechazarla por mí? Eso sería injusto...
—Sssshhh... —Me puso el dedo sobre la boca y me dio un beso rápido, pero sensual—. No tengo otra mate. Tú eres mi compañera.
¿Qué?
Lo miré, con los ojos bien abiertos y el corazón saltando, eufórico.
Esto definitivamente era un sueño.
—Nevan, qué tonterías dices... —Me relamí los labios, temblorosa y con los vellos erizados.
Solté un suspiro.
—No son tonterías, pero, a su tiempo, te explicaré todo. ¿Podríamos solo vivir lo que sentimos?
Sus palabras me conmocionaron. ¿Desde cuándo Nevan era tan impulsivo? Él siempre calculaba todo lo que haría y no solía tomar decisiones a la ligera.
Nevan no esperó mi respuesta. Se colocó entre mis piernas y empezó a besarme con un hambre feroz y un deseo sin freno.
De verdad sentía que tenía derecho a reclamarme...
Para mí era diferente, porque no tenía el impulso de mi loba, así que no entendí