Zebela
Sentí un nudo en el estómago cuando el vehículo donde iba Bastian desapareció de mi campo de visión. Me pareció estar teniendo un déjà vu. Entonces recordé el temor y la desolación que sentí cuando él se fue a la guerra; sin embargo, esta vez el sentimiento era diferente.
Tenía un miedo irracional y esa opresiva sensación de que no lo vería esta noche. Las lágrimas no dejaban de mojarme el rostro, y mis manos empezaron a temblar. ¿Qué me sucedía?
—Debo calmarme, estoy siendo irracional.
«Peligro», me advirtió mi loba, avivando mi estado de alarma.
De repente, me sentí demasiado débil, tanto que perdí el equilibrio y me tambaleé.
—¿Estás bien? —la voz preocupada de Zael retumbó en mis oídos, pero no fue suficiente para traerme de vuelta, porque, de un momento a otro, perdí el conocimiento.
***
Bastian
Miré a los espías, conmocionado, y todas las alarmas en mi cuerpo se encendieron, lo que hizo que mis pensamientos se procesaran rápidamente, encajando cada pieza en su lugar en cu