Escapando de un mal amor. Capítulo ¿Qué es verdad o mentira?
Pablo negó con la cabeza lentamente, como si la sangre comenzara a hervirle bajo la piel.
No podía, no quería creer lo que ese hombre estaba diciendo. Dio un paso hacia él y lo tomó del cuello con ambas manos, apretando con furia, con desesperación, con ese dolor que se vuelve físico y se clava como un hierro ardiendo.
—¡Dame una maldita prueba! —rugió, apretando con más fuerza—. ¡Una sola! ¡Una prueba de que lo que dices es verdad!
El hombre tosió, jadeó, y alzó las manos temblorosas en señal de rendición.
Su mirada no era desafiante, sino rota. Con dificultad, sacó su billetera. Sus dedos apenas podían sostenerla.
La abrió y, con un gesto vacilante, sacó un pequeño anillo.
Pablo lo reconoció en cuanto lo vio.
El mundo pareció detenerse.
Sus ojos se agrandaron como si acabara de ver un fantasma. Era el anillo. Ese anillo. No cualquier joya. No una baratija cualquiera.
Era el anillo de promesa que él le había dado a Paulina.
El mismo que había pertenecido a su madre. Un anillo humilde