Escapando de un mal amor. Capítulo La desconfianza
—¡¿Qué has dicho?! —estalló Pablo con una furia que estremeció las paredes del lugar.
Paulina dio un paso atrás, abrumada por la fuerza de su voz.
Aunque sintió una chispa de alivio al escuchar la confesión, el dolor aún le atravesaba el pecho como un cuchillo recién hundido.
—¿Quién? —preguntó ella, con la voz agitada y los ojos vidriosos—. Dilo. ¿Quién te obligó a hacer esto?
El hombre, tembloroso, bajó la mirada.
El silencio fue su única respuesta. Pablo, fuera de sí, se abalanzó sobre él y lo golpeó de nuevo. El sonido del impacto resonó como un eco sordo en el lugar.
—¡Haré que te maten, maldito! ¿¡Eso es lo que quieres!? —bramó.
—¡Lo siento, lo siento! —gritó el hombre con desesperación—. Fue... Tamia y Vera... ¡Ellas me pagaron! Me ofrecieron cien mil euros... Yo... solo quería dinero fácil… ¡Perdón, por favor!
Pablo retrocedió como si las palabras lo hubieran escupido en la cara.
Su respiración era errática, los puños aún apretados, pero en su mirada ya no había furia: había as