- ¿Vamos? - el gandul me interrumpe en mi conversación telefónica con uno de nuestros proveedores, así que lo detengo con mi mano, para que no siga y poder terminar, el maldito problema es que ahora tiene sujeta mi mano que chocó con su vientre duro como una roca.
-P or supuesto, señor Ramírez, el contrato con su empresa por el revestimiento estará dispuesto para que lo firmen el día martes - digo de modo profesional para que la otra persona no note mi molestia, mientras lo miro hacia arriba y esa sonrisa bobalicona me enfurece, intento soltarme, pero el afinca su mano sobre la mía y comienza a deslizarla por su vientre duro y bien marcado sin quitarme los ojos de encima -. Por supuesto, señor Ramirez, una vez revisado por buestros abogados se lo remito. Gracias por su comprensión.
Corto la llamada y le hago una seña para que me suelte, él rezonga y de mala gana lo hace y me hace el ademán para que me levante y sale caminando tranquilamente hacia los ascensores.
- Señor, haz que este