Otra oportunidad p1

Un nuevo día amanece, los pajaritos están cantando, los gatos maullando y los perros, bueno, los perros ladrando, obvio.

Me levanto como cada mañana y preparo mi desayuno, con un buen café cargado y un brownie de un minuto (receta top de mi mamá). El microondas pita en señal de que mi pequeña delicia está lista y con cuidado la saco para que se enfríe.

Ya estamos a mitad de semestre y la próxima semana empezaremos las pasantías en la empresa de papá.

Me siento en el taburete de la isla, en la cocina y bebo de mi sabroso café con unas gotitas de whisky, un manjar de los dioses. Enciendo mi tablet y aprovecho de ver el capítulo de anoche de Criminal Minds. Del beso que nos dimos con Chloe ha pasado bastante tiempo y debo decir que no sentí nada, por eso me separé de ella y la dejé en el medio de la cocina marcando ocupado.

El único problema es que la chica, al parecer, no entiende que en estos momentos estoy en otra página de mi vida...

- ¡Diablos que me la hiciste, maldita Madrileña!

- ¿Y a ti qué te pasa, idiota? - pregunta el incordio de Aaron, saliendo medio desnudo y estirándose como si estuviera en su propia casa.

- ¿Cuándo será el día que uses tu propio departamento, idiota?

- Nunca, ya sabes que no me gusta estar en mi casa, mi madre me jode las pelotas todas las veces que viajo y Louise, bueno ella.

- Ella nada, idiota. No hables mal de mi ahijada y ya sería bueno que afrontaras la realidad, esa niña te necesita.

- No es cierto, ella tiene a mis padres, de hecho ya le dice mamá a la mía, no veo necesario que esté presente para ella.

- Eso no es lo que le hubiera gustado a Rosemary, Aaron.

- Y ella ya no está, Christina, así que por favor te pido que no insistas, ella está bien con mis padres, yo sobro.

- Algún día te tragaras esas palabras y espero estsr ahí para verlo.

- Ya deja de molestar, no sé en qué momento les pedí a ustedes dos ser padrinos de la niña.

- Será porque somos tus únicos amigos - dice mi hermano entrando en cocina y robándome un trozo de mi brownie.

- ¡Hey, suelta mi comida!

- Amo que seas el ama de casa y que Mateo te secunde, son tal para cual.

- Idiota, que no te escuche ese otro imbécil que anda dándoselas de picaflor con ua chica de la cafetería.

- Por lo menos tiene más acción que nosotros tres juntos, estoy pensando seriamente en hacerme más amigo de él.

- ¡Aaron! - gritamos al mismo tiempo que el incordio de nuestro mejor amigo se ríe doblandose casi por completo en su silla.

- Me meo, como me hacen reír ustedes dos - se levanta a penas y se acerca a nosotros, mientras se limpia las lágrimas en su rostro - saben que no los voy a cambiar jamás, los amo mis hermanitos O'Connor.

- Eso me parece, pobre de ti que me engañes con una mujer o con otro.

- Eres un idiota, Christian.

- Y aún así me amas. A propósito de Louise, esta navidad la pasaremos en Dublín ¿no? Digo, para aprovechar de llevarle sus engañitos a mi ahijada.

- Hablaré con mi madre y les cuento.

- Será mejor que yo la llame, conociéndote.

- Ya, ya. No seas así con el niño calzonudo.

- Si, claro el que tiene a la bella Chloe colgando de un hilo.

- No me molestes, hermano. Ella es solo una compañera.

- Que suelta la baba por ti, hermanito. Disculpa, pero ests vez estoy con Aaron.

- Pues no me pasa nada con ella y punto final.

- Hermano, no te cierres y dale una oportunidad a la chica ¿Cómo sabes si es tu alma gemela?

- Esas estupideces no existen, Aaron. 

- Yo soy el menos indicado para hablar, así que mejor me voy a duchar para irnos.

- Apresúrate o te juro que compartimos la ducha.

- Ni se te ocurra idiota.

Mi hermano sale corriendo con dirección al baño y escucho después del portazo como cierra con pestillo. Con Aaron no nos queda más que soltar una carcajada, pero aun ronda en mi cabeza lo que acaban de decir.

¿Qué pasaría si me doy otra oportunidad?

Nos fuimos a la universidad y cada uno tomó su rumbo, al llegar a mi salón me encontré con Chloe hablando con Mateo.

- Por fin llegaste, ya pensamos que te quedarías bajo las sábanas.

- Hola, hermano. Chloe - saludé a ambos y me senté en mi asiento, los chicos me contaron quqe Chloe comenzó a trabajar en la cafetería para sumar un ingreso extra y así poder viajar a nuestra última salida pedagógica. Esta vez iríamos a París, la ciudad Luz y del amor, como decía Chloe con ojos enamorados, lo que me producía cierta molestia. No entendía porqué le daban tanto dramatismo a una ciudad más vieja que el hilo negro. En fin, creo que soy el menos indicado para hablar de esas cosas, pues de la primera chica que me enamoré lo único que recuerdo es su desamor.

Pasaron las semanas y ahora en vez de estar tan metido en la biblioteca, me dediqué a pasar mis días en el café, junto a los chicos y hoy, después de un largo y tortuoso tiempo de recolección, por parte de los chicos, estábamos instalados en el aeropuerto para comenzar esta nueva travesía estudiantil.

Con mi mochila a cuesta, una cámara y mi laptop ingresé al avión, ahora iba decidido a disfrutar de las maravillas arquitectónicas de París, por lo que había rechazado el tour por la ciudad, pero fue tanta la insistencia de esos dos que me tuve que morder la lengua e incluirme en ella.

Llegamos al aeropuerto Charles De Gaule a medio día y en las camionetas contratadas comenzamos nuestro camino por París para llegar a nuestro hotel.

El guía encargado de la excursión nos entregó nuestros itinerarios y cada uno fue hasta su habitación pspra tomar un breve descanso.

A las seis de la tarde, todos los participantes estábamos en el vestíbulo y cuando el guía nos indicó salimos rumbo al Louvre. Esa sería nuestra primera infraestructura por conocer.

- El Museo del Louvre es el museo nacional de Francia consagrado tanto a las bellas artes como a la arqueología y las artes decorativas anteriores al impresionismo - relataba el guía y bueno, si, la verdad es lindo, no lo puedo negar-. Se encuentra ubicado en el antiguo palacio real del Louvre. Sus extensas colecciones son el resultado del coleccionismo desarrollado por la monarquía francesa a lo largo de varios siglos, al que se sumó el esfuerzo de varias personalidades de la Ilustración, la labor desamortizadora de la Revolución francesa, las victorias militares durante las guerras napoleónicas, y las campañas arqueológicas y compras impulsadas durante el siglo XIX. En sus 210000 metros, se exponen unas 2 000 540 obras, de las cuales 54000 son pinturas, y unos 380 000 objetos y antigüedades.

El museo le Louvre de París está integrado por 3 edificios principales, llamados ailes o pabellones, uno ubicado al sur del museo, llamado pabellón Denon, el central, llamado pabellón Sully, y el pabellón norte, designado como pabellón Richelieu. En ocho siglos de historia el museo del Louvre de París no ha dejado de adquirir colecciones y diversas obras de arte, siguiendo la evolución de la historia del arte y de la arqueología, podemos destacar que en sus modificaciones arquitectónicas y decorativas han intervenido múltiples artistas a lo largo de varios siglos, desde Claude Perrault y los pintores Simon Vouet y Charles Le Brun en el siglo XVII hasta Eugène Delacroix y Georges Braque, quienes pintaron algunos de sus techos.

Mientras escucho hablar al guia me quedo pegado viendo La encajera o La encajera de bolillos, una de las pinturas más conocidas del pintor holandés Johannes Vermeer. Está realizado en óleo sobre lienzo, montado sobre madera. Se calcula que fue pintado hacia 1669-1670. Mide 23,9 cm de alto y 20,5 cm de ancho.

Su realismo me abruma, al igual que su simpleza que me encuentro tan absorto viéndola que no noto la presencia de una chica a mi lado.

- Cómo me gustaría que estuvieras aquí, mamá ardilla, te habría encantado ver tu pintura favorita.

De la nada me volteo a verla y por dios que debo decir que la chica es hermosa, pero tiene un aire familiar, es como si la hubiera visto en alguna parte.

- ¡Oye, ardilla voladora! ¿Dónde te habías metido? Te estuve buscando por todos lados - le dice una chica que se acerca a ella y la abraza como si fuera su pareja, ¡Qué lástima!

- Estaba admirando a la Encajera, es realmente hermosa.

«No tanto como tú» dije en mis pensamientos, estaba embobado mirándola, cuando unos brazos me tomaron por la cintura y me alguien mi habló.

- Christian O'Connor, no puedes perderte así, estamos a punto de ir a ver la exposición de Egipto.

La chica que estaba a unos pasos de mí me miró como si le diera asco escuchar mi nombre y ahí noté que algo en mi interior see quebró, era ella o más bien una versión más joven de ella ¿Podría ser posible que fuera su hermana?

 - Vámonos mi colibrí, comenzó a apestar en este lugar.

Tomó de la mano a su amiga u yo quise salir tras ella, pero el firme agarre de Chloe no me lo permitió.

- ¿La conoces? - me pregunta en tono molesto y me zafo de su agarre tanto o más enojado que ella.

- Eso s ti no te importa y si me permites tengo que hacer otras cosas.

Salí de la exhibición y me volví loco buscando a esa chiquilla, no sé porqué, pero necesitaba saber de ella y quién mejor que la culpable de que no funcionara lo nuestro para darme respuesta, pero fue como si se la hubiera tragado la tierra.

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