Frente a mi mayor demonio.
—Hola Chris— «estúpida ¿no podías decirle otra cosa?» ¿Perdóname?
Está frente a nosotras, mirando de mi hacia la carriola y luego de la carriola hacia mí y yo estoy inmóvil, hasta que Clarita comienza a llorar y por ende Dana se despierta, perdón no pude ser más original, pero mis hijas llevaban el nombre de mis dos mejores amigas, las que viajaron junto a gran parte de su familia y estuvieron el día que mis niñas llegaron al mundo.
Todavía Alma me reclama que debieron haber sido trillizas porque ninguna llevaba su nombre y el señor James no soportó la risa.
Sucedieron tantas cosas este último año que no sé por cual partir, pero creo que mejor les cuento porque no aparecí antes frente a él.
Cuando volé rumbo a España algo me hizo querer cambiar mi ruta y al llegar al aeropuerto de Barajas en vez de tomar mi conexión a Zaragoza, pedí un vuelo directo a Dublín. Llegué cerca de las diez de la noche y tomé un taxi hacia la casa de los O’Connor, le había pedido los datos al señor James y j