El tiempo pasa inexorablemente y las cosas se dan por alguna razón u otra. Chris había vuelto de Estados Unidos se había reconciliado con su hermano en su matrimonio y había pasado unas maravillosas vacaciones con su familia, hasta lo del atentado en donde vio en carne propia la verdadera maldad de la gente. Decidió volver a Irlanda, para él las cosas estaban mejor allí, lejos del recuerdo de su viborita. Es que había sido tan idiota, si hasta había salido de juerga con algunas chicas para aparecer en los tabloides como el “inalcanzable” u otros más soberbios como “El ingeniero más sexi del pais” o “ El soltero más codiciado de la ciudad” y nada, sus actos ni siquiera habían servido de algo. Ella estaba en España y se debió olvidar de él.

Una vez que regresó a Dublín terminó con algunos pendientes y tomó su mochila, debía regresar al Castillo para la próxima inauguración.

Allí lo esperaba su mejor amiga, esa que sin pensarlo, se había transformado en su mayor soporte y la mujer que lo