Manada de Hielo
 Luego de aquella larga jornada de sexo, Alana y Gabriel permanecían acostados uno al lado del otro. El silencio reinaba en la cabaña, sólo se escuchaban sus respiraciones volviendo a la normalidad.
 Gabriel permanecía expectante, no sabía cuánto debía esperar, no sabía cómo sería, lo que si tenía claro era que no debía dejarla sóla, ahora estaban atados, ahora estaban unidos para siempre, ahora eran uno sólo.
 Alana dió un respingo en la cama lo que asustó al lobo.
 - Estás bien?
 Alana apenas pudo negar con su cara. Su mano se cerró en forma de puño, tan fuerte que sus venas se brotaron. Cayó de nuevo en la cama y mantuvo sus ojos cerrados con fuerza.
-Alana, que es lo que sientes?
- Mi, mi cuerpo, ahhhh- su respiración era agitada y su voz entrecortada. - Siento, siento calambres en todo mi cuerpo, du du duele mucho.
Las lágrimas comenzaron a correr por su rostro.  Gabriel se acercó más para tomar su mano y se dió cuenta de lo frío que estaba su cuerpo, agarró una m