95. Escombros y gritos
Capítulo 95
Silas vuelve a la consciencia con la cabeza como un tambor que retumba. El mundo gira en círculos, pero logra oír el chasquido seco de cristales y el olor a metal caliente. Jeremy abre la puerta trasera con una patada; el vidrio explota en mil pedazos y una lluvia de fragmentos cortos cae sobre el suelo del coche.
—¡Señora, vámonos! —grita Jeremy, la voz arrastrada por la urgencia. Las reglas de Silas eran claras, en cualquier caso, de peligro primero salvar a la señora Wyckham.
Nora se incorpora a tientas, la visión todavía nublada, había perdido la conciencia por un minuto. Al principio no entiende del todo lo que ve: el techo encajado, las luces que titilan, el cuerpo de Silas inclinado hacia un lado con la sangre secándose en su sien. Un escalofrío le sube por la espalda.
—¡No…! —dice, la palabra se le atraganta en la garganta cuando comprueba que es Silas, que respira con dificultad—. ¡Silas! No me voy sin él, Jeremy ayúdame —la angustia le rompe la voz.
Silas la oye