Capítulo 58

Gabrielle está en un bar con Tatiana. La música de fondo es fuerte, pero no lo suficiente para cubrir el tono molesto de la mujer a su lado. Tatiana agita el vaso en su mano, con el hielo tintineando, y aprieta los labios como si masticara la rabia que no logra tragar.

—Esa estúpida monopolizó toda la cena —escupe de golpe, sin importar que varias miradas se vuelquen hacia ella— tu abuela apenas vio mi regalo cuando se lo dio a Patricia, pero usó de una vez la pulsera que le dio esa estúpida mujer.

Gabrielle suspira, hundiéndose un poco más en su asiento.

—Desde que Silas la trajo la primera vez fue así —responde con fastidio—. No hay de qué sorprenderse.

—¿No es la primera vez? —Tatiana gira hacia ella, con los ojos brillando de furia y un nerviosismo evidente.

Gabrielle niega lentamente.

—No —niega con la cabeza— hace dos semanas la llevó, creo más —no estaba segura.

Tatiana baja la mirada hacia el vaso, como si en el fondo pudiera encontrar alguna respuesta. El recuerdo