47. Venganza premeditada
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Estaba esperando de forma paciente jugando con su teléfono y respondiéndole los mensajes a Andy cuando le dieron ganas de ir al baño, pregunto y una chica la guió, entró al cubículo, Nora presiona el seguro del cubículo para salir, pero en cuanto intenta girar la manija escucha un clic metálico desde el otro lado. Se detiene, confundida, y prueba otra vez. Nada. La puerta está bloqueada. Su ceño se frunce mientras golpea suavemente.
—¿Hola? —pregunta con voz controlada.
No obtiene respuesta al principio, solo un murmullo apagado, hasta que una risa seca y burlona corta el silencio. Una risa que Nora reconoce al instante.
—Te dije que esto no se iba a quedar así —resuena la voz empalagosa y venenosa de aquella mujer que irrumpió en la sala de descanso días atrás.
Nora aprieta la mandíbula.
—Abre la puerta, ni siquiera te conozco y andas como una serpiente loca —exige sin levantar la voz.
La mujer al otro lado suelta una carcajada exagerada, teatral, como si todo fuera un espectáculo