31. Tan pálida como las sábanas
Capítulo 31
Al cabo de unas horas, el doctor salió, quitándose los guantes con calma profesional.
—¿Cómo esta mi esposa? —pregunta con la voz grave como si hubiera comido arena.
—Señor Wyckham —dijo con tono grave—, su esposa sufrió una pequeña conmoción, tiene contusiones en su cuerpo. No es de gravedad, pero necesita reposo absoluto durante unos días para que pueda recuperarse. Nada de esfuerzos ni tensiones innecesarias. Le recomiendo que se lo tome con calma.
Silas asintió en silencio, su expresión severa no se suavizó ni un instante, aunque por dentro un alivio fugaz lo recorrió al saber que no era algo peor.
Cuando por fin le permitieron entrar, Nora estaba recostada, aún con la frente vendada y los ojos pesados. La palidez de su piel contrastaba con el blanco de las sábanas, y su respiración pausada revelaba el cansancio.
—Voy a traerte algo de comer —murmuró él, con esa voz grave que parecía orden y cuidado al mismo tiempo.
Renata, que acababa de entrar en la habitación, se ad