El correo llega a primera hora y corta el aire como un sello de goma:
Asunto: Resolución ticket 419 – Auditoría Clínica
De: Subdirección de Procesos
Texto: “Se cierra la investigación interna del caso Arturo Figueroa Sanz, sin observaciones y sin responsabilidades. Se instruye archivo definitivo del expediente. Favor cesar diligencias asociadas.”
Leo dos veces. La mandíbula se me tensa y el estómago se me cierra. Este cierre me insulta en la cara. Marco recibido por pura estrategia, para que quede traza; no para aceptar nada. La pantalla me devuelve un reflejo pálido y necesito un segundo para no romper algo. Apoyo las manos en el borde del escritorio, cuento ocho respiraciones, dejo que la rabia encuentre sitio y que la impotencia me atraviese sin decidir por mí. Arturo merece más que un portazo con membrete. La decepción se instala: confirmar que hay algo más grande detrás de todo me vacía el pecho y, al mismo tiempo, me ordena. Entonces sí, redirijo la mirada.
El pasillo de P2 sigu