Capítulo 7: Decisiones bajo presión.
Los días en Nueva York se deslizaban con una mezcla vertiginosa de negocios y emociones para Valeria. La ciudad parecía un monstruo despiadado, y ella se encontraba atrapada en su vorágine, sin espacio para respirar. La agenda estaba cargada de reuniones, llamadas y eventos, pero en el centro de todo estaba ese triángulo imposible que no la dejaba en paz.
Aquella mañana comenzó con una reunión crucial en la sala de conferencias de un rascacielos de cristal. La luz del sol entraba en haces perfectos por las ventanas, pero para Valeria la claridad era escasa; su mente navegaba en la bruma de las dudas y los deseos encontrados.
Alexander ya estaba allí, esperando, con la mirada fija y una carpeta repleta de documentos en las manos. Al verla entrar, esbozó una sonrisa ligera pero llena de intensidad.
—Hoy es el día, Valeria —dijo con voz firme y decidida—. Firmamos el acuerdo que sentará las bases para la expansión internacional. La empresa y tu carrera dependen de esto.
Ella asintió, con