Capítulo 8: Secretos y promesas.
El amanecer en Nueva York trajo consigo una mezcla de nervios y expectativas para Valeria. La ciudad despertaba con su habitual ritmo frenético, pero para ella, cada instante parecía contener una tensión invisible que la mantenía alerta.
Mientras se alistaba en su apartamento moderno, su mente repasaba la frase del mensaje de Alexander: “Hay algo que debes saber.” ¿Qué podría ser tan urgente, tan decisivo, que él necesitaba revelar?
Con el corazón palpitante, tomó su bolso y salió hacia la oficina, donde Alexander la esperaba en la entrada del edificio, impecable y serio.
—Vamos —dijo sin preámbulos, guiándola hacia su despacho.
Una vez dentro, cerró la puerta con un leve clic, y su mirada se suavizó, aunque mantenía una sombra de preocupación.
—Valeria, hay algo que he ocultado hasta ahora —comenzó—. Algo que podría cambiar la forma en que ves nuestra relación… y este negocio.
Ella frunció el ceño, intrigada y un poco temerosa.
—¿De qué se trata?
Alexander respiró hondo y se acercó l