Capítulo 5: Choques y revelaciones.
La mañana en Nueva York empezó con un frío cortante que parecía envolver también la atmósfera entre Valeria, Alexander y Marcelo. Después de un desayuno rápido en el hotel, los tres se dirigieron a la sala de conferencias donde se sellaría uno de los acuerdos más importantes para ambas empresas.
Valeria sentía la presión en aumento. No solo debía mantener el equilibrio entre los intereses empresariales, sino también entre los sentimientos contradictorios que le generaban ambos hombres.
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En la reunión, Marcelo tomó la palabra para presentar la propuesta de su startup, con una confianza serena.
—Estamos seguros de que esta alianza estratégica abrirá nuevas oportunidades para todos —explicó.
Alexander la observaba con una mirada fría, casi desafiante.
—Espero que esa confianza esté bien fundada —respondió él—. Aquí no hay lugar para errores.
Valeria notó la tensión entre ellos y decidió intervenir.
—Ambas partes han hecho un análisis profundo. Lo que buscamos es complementar fortalezas para crecer juntos.
El silencio fue incómodo por unos segundos. Luego, Marcelo lanzó una mirada rápida a Valeria, como buscando su apoyo.
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Después de la reunión, Alexander la llevó a un pasillo apartado.
—¿Por qué sigues apoyando a Marcelo cuando sabes lo que está en juego? —preguntó con voz baja pero cargada de reproche.
Valeria lo miró, molesta por el tono.
—Porque creo en lo que hacemos juntos. No todo es blanco o negro.
Él se acercó más, rozando su brazo.
—Esto no es solo negocios, Valeria. No permito divisiones.
El choque entre sus miradas fue eléctrico, y ella sintió cómo una chispa peligrosa se encendía entre ellos.
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Esa noche, Marcelo la esperó en el lobby del hotel con una expresión seria.
—Necesitamos hablar —dijo sin rodeos—. No puedo seguir siendo solo un amigo cuando siento que esto va más allá.
Valeria suspiró, sabiendo que la honestidad era inevitable.
—Yo también siento eso —confesó—. Pero Alexander no es alguien fácil de ignorar.
Marcelo asintió, con tristeza y determinación a la vez.
—Entonces tendremos que luchar por lo que queremos. Los tres estamos en este juego, queramos o no.
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Al día siguiente, una noticia inesperada llegó: la competencia había presentado una oferta para boicotear el acuerdo. Alexander y Marcelo, por primera vez, tuvieron que unir fuerzas.
Durante la reunión de emergencia, ambos hombres intercambiaron miradas tensas, pero con un respeto tácito.
—Esto es más grande que nuestras diferencias —dijo Alexander—. Necesitamos una estrategia conjunta.
Valeria vio en ese momento que el triángulo no solo era emocional, sino también profesional.
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Mientras trazaban el plan, Alexander se volvió hacia ella.
—No me equivoqué contigo, Valeria. Eres la clave para mantener todo unido.
Ella lo miró y por primera vez vio en sus ojos algo más que posesión: una sincera admiración.
Marcelo, a su lado, también asintió.
—Estamos contigo.
La alianza era frágil, pero real.
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Esa noche, mientras Valeria observaba las luces de la ciudad, entendió que su vida había cambiado para siempre.
No se trataba solo de amor o poder, sino de elegir quién quería ser en medio del caos.
Y esa elección la definiría más de lo que imaginaba.