Cassiel

El recuerdo llegó como un filo inesperado. Cassiel nunca buscaba volver a esos días, pero su memoria era cruel: se abría paso sin permiso, como una daga clavándose sin aviso. Con él venían imágenes de un tiempo en que aún era distinto, en que no cargaba con la marca de villano. Había un tiempo en que Kael no lo veía como enemigo, sino como hermano.

Antes de que el odio lo consumiera, Cassiel había sido el más leal de los guerreros. No existía batalla en que no se pusiera al lado de Kael, sin importar el peligro, sin importar las probabilidades. Ambos luchaban como uno solo, un dúo imposible de romper. El vínculo era tan fuerte que muchos lo confundían con algo más, una hermandad que rozaba lo sagrado.

Ese recuerdo comenzaba en un campo devastado por la guerra. El aire estaba saturado de humo y sangre; el suelo era un cementerio improvisado de cuerpos humanos y demoníacos. Los pocos ángeles sobrevivientes se movían entre los heridos, cerrando alas con manos temblorosas, intenta