Traición Codificada.
El aire en el laboratorio era denso, cargado de electricidad estática y el zumbido irregular de máquinas que no deberían seguir funcionando.
Cayden estaba frente a ellos, suspendido dentro de una cápsula transparente cubierta por una fina capa de vapor. Cables y líquidos azulados se entrelazaban como venas artificiales, pulsando con un ritmo que no parecía del todo humano.
Isela se quedó inmóvil, con los ojos fijos en él. No había respirado desde que lo vio. Su mente vibraba con un reconocimiento que no comprendía del todo, una corriente silenciosa que la anclaba a esa figura inerte.
El pensamiento no fue una certeza racional, sino una chispa visceral que la atravesó como una descarga.
Selena se movía con rapidez, conectando los cables del panel auxiliar a la cápsula, sus dedos temblando apenas.
—El sistema de contención está fragmentado —murmuró, sin levantar la vista—. Si interrumpimos el flujo de energía, el Consejo lo sabrá al instante. Pero si no lo hacemos, Cayden nunca desperta