Al fin te dignas

— Mamá que es ser una princesa — una pequeña niña se acercaba a su progenitora, la mujer cargo el pequeño cuerpo de su hija.

— Una princesa es una mujer fuerte que haría todo por el bien de su nación — respondió tranquilamente

— ¿Y como puedo ser fuerte mamá? — pregunto curiosa

— Te enseñare a utilizar la espada, estarás al nivel de un guerrero, para proteger a los que quieres. 

¿proteger a los que quiero? ¿Marcos? ¿María? ¿Mamá?

El rostro de la madre se comenzó a difuminar, como niebla pasajera, Einar trataba de mantener entre sus manos la mirada de aquella mujer, pero era inútil.

Mamá…

— ¡Mamá¡ — soltó un grito ahogado, se trataba de un sueño, o más bien de un recuerdo — ¿En dónde estoy? — susurro — Auch — Einar sintió un dolor agudo en su mejilla y cabeza, y los recuerdos no se hicieron esperar — ¡María!

La puerta de la celda se abrió, un hombre alto de aura fría se acercó a Einar — Veo que despiertas, estuviste dos días durmiendo.

La chica se sorprendió, nunca había dormido tanto — ¿Dónde estoy? — dijo insegura del rostro desconocido.

— Tranquila, te secuestraron unos barbaros, pero ahora te encuentras segura en el reino del príncipe Sven — el hombre le dejo un trozo de pan con un vaso de agua en una mesita al lado de Einar.

Einar sentía tantas cosas en ese instante, pero seguridad no – porque estoy en una celda – alzo la voz

— No cualquiera puede entrar al castillo del príncipe, y aunque sea una princesa protocolos son protocolos — el hombre sin más que decir salió del lugar dejando la puerta con cerradura

La joven se abalanzo hacia la puerta —  ¡Tengo mas preguntas, ¡estas son formas de tratar a una princesa! — una rabia carcomían sus pensamientos al sentir los pasos del hombre alejarse.

Conque se encontraba en el reino del príncipe Sven, Einar había escuchado ese nombre antes, se trataba del heredero de la nación Astra, Nación del sur, la cual al estar cerca de un polo ártico todos los días era normal estar con tormentas de nieve, el frio era la costumbre.

Eso quiere decir que Einar se encontraba bastante alejada de su hogar, y ese no era el principal problema, el clima seria su peor enemigo, ya que su cuerpo acostumbrado al clima árido seria presa fácil de los resfríos, la chica volteo a ver su comida, y por lo visto su alimentación seria la peor, debía salir de aquel lugar.

— ¡Oigan, exijo que me saquen y me regresen a Magna¡ — Einar pataleaba en su puerta de celda, pero por mas alto que gritase ningún soldado le daba importancia.

Así pasaron horas y la oscuridad se apoderaba de la celda, las temperaturas ya frías, descendían más, Einar tiritaba en su cama, colocaba sus manos en su boca dándose todo el calor de su aliento. Al cabo de unos minutos la chica callo dormida.

Einar… Einar…

¿Madre?

Einar mi pequeña, estas heladas.

Mamá, todos me tratan como un estorbo

¿Y qué haces para cambiarlo?

Solo espero

¿Y tu espada?, donde esta mi hija quien se defendía con la espada…

Pero papá dijo que tenia que ser mas delicada y sumisa

A quien le importa tu padre, tienes que vivir y defenderte… por las buenas o por las malas…

Einar se despertó sobresaltada, ya era de día, y la joven se sentía más débil que antes.

“por las buenas o por las malas” Einar debía salir de esa celda aquel día, ya que el príncipe no daba indicios de querer tener una conversación con ella,  con lo poco de energía agarro la manta de su cama, e ideo un plan, las vigas de la celda eran gruesas y tenían un espacio reducido con el techo, sus manos y pies pequeños podrían caber allí, Einar con la ayuda de su mesita dio un salto y se afirmo de la viga y en la otra coloco sus pies quedando tendida en el techo, con la manta enrollada en su mano.

Al cabo de unos veinte minutos el soldado a cargo de la comida de la princesa se dirigió a la celda, pero no veía a la chica por ningún lado, asustado entro y busco por todos lados, cuando se agacho para ver debajo de la cama, Einar bajo de la viga y con la manta enrollada en ambas manos, asfixio al soldado, dejándolo inconsciente, la chica con sumo cuidado de no hacer mucho ruido, le saco su armadura y dejo al hombre tendido en su cama.

La mujer salió de su celda esta vez con la armadura puesta, caminaba algo raro, al no estar acostumbrada a la ropa de metal.

Otro soldado se dio cuenta de la caminata errática de su compañero — ¡Te encuentras bien! — pregunto.

Einar carraspeo su garganta para sonar algo masculino - em si si –pero su compañero lo detuvo afirmándolo del hombro.

— Déjame verte —  volteo con fuerzas al soldado encontrándose con los ojos verdes de una mujer —prin... princesa —

Einar no lo pensó dos veces y saco la espada que traía consigo la armadura, dándole un corte en parte inferior del peto de la armadura, este cayó al suelo, pero gritando lo más fuerte –— ¡La princesa está escapando! — llamando la atención de todos los soldados

Maldita sea pensó Einar — Si no es por las buenas será por las malas — agarro firmemente su espada y comenzó a correr por el pasillo embistiendo a todos los soldados dándole cortes superficiales pero dolorosos, al mismo tiempo esquivando ágilmente las hojas afiladas de otros quienes atacaban por la espalda, pero la cantidad de soldados aumentaba al acercarse más hacia la salida, y en este punto su cuerpo no soportaba el frio y el cansancio.

— No podre logarlo — se dijo así misma.

En eso una energía comenzó a circular en la sangre de la chica, y sus ojos verdes empezaron a brillar, su cuerpo se movía libremente, uno tras otro derrotaba a quien se le pusiera en frente, con una rapidez sobrehumana y agilidad bestial, cada vez que avanzaba dejaba a varios hombres heridos, el ruido de espadas parecía como si de una guerra se tratase, Einar exhausta llego a la salida, y sin mirar atrás escapo, su silueta perdiéndose en la nieve.

El comandante a cargo de las celdas había presenciado todo oculto, corrió rápidamente hacia el castillo del príncipe, en unos quince minutos corriendo lo más rápido posible llego a la entrada del castillo.

— Déjenme pasar debo hablar con el príncipe es una emergencia — los guardias al ver la expresión de su superior abrieron la enorme puerta y dejaron entrar al general, los mismo se repitió con todos los guardias hasta llegar al salón principal, siendo el mismo quien desesperado abrió la puerta.  

— Príncipe Sven disculpe la imprudencia, pero la princesa de Magna escapo de su celda — el comandante se arrodillo frente a una silla gigante.

El salón la cual estaba con poca iluminación debido al clima daba un ambiente frio, detrás de la sombra se aproximó un rostro erguido, con la mirada vacía pero firme — Y como fue que la dejaron escapar — su voz gruesa estremeció al comandante quien temblaba de miedo

— Majestad esa mujer no es normal, yo la vi con mis propios ojos, es una guerrera sin frenos – el general al encontrarse con la mirada penetrante del príncipe bajo su cabeza

El príncipe se levanto de su silla — Arregla mis cosas — mientras se colocaba una capucha de piel de animal.

El comandante algo dudoso — Ah… ah que se refiere príncipe — susurro.

Sven lo fulmino con la mirada y sonrió — Iremos a cazar a una princesa — rio.

— Pero su majestad no sabemos a dónde se fue.

— No se tuvo que ir tan lejos, al ser una persona del norte no está acostumbrada al frio, y si no es la nieve quien la detiene serán los osos o los lobos — el hombre se colocaba sus guantes, “con que una guerrera, eso tengo que verlo con mis propios ojos” pensó.

Einar corría y corría en la nieve, pero al estar en terreno irreconocible le era difícil encontrar civilización, ¿Cómo es que se perdió tan rápido?  De seguro estuvo corriendo varios minutos, la armadura no le serviría tanto ya que el frio se traspasaba hasta su piel, maldita sea, la chica miraba su alrededor y todo estaba bañado de blanco, en eso un gruñido se acercaba por su espalda, quien al voltear se encontró con un oso blanco, el animal media más de dos metros y sus dientes podían atravesar fácilmente los huesos de la joven.

— Esto no debe estar pasando — se maldijo interiormente.

El oso agresivamente levanto su pata para estrellarla sobre la joven, pero esta reacciono a tiempo y esquivo las grandes garras, y se dispuso a correr lo más rápido a donde sea, pero lejos del animal.

Así se inició una persecución, una bestia de más de media tonelada seguía eufórico a una mujer debilitada.

El sector era engañoso, las ramas sin vidas de los árboles se hacían más densas y el suelo más blanquecino, Einar sin darse cuenta se cayó por un precipicio, instintivamente saco su espada la cual lo apuñalo en el muro de hielo deteniendo su caída, pero el oso no tuvo la misma suerte, la bestia se estrelló contra el suelo perdiendo la vida instantáneamente.

Einar bajo como pudo, y al estar frente al animal, se hinco y lo acaricio, observando como el alma del animal se despedía en un suspiro  – pobre animal, interrumpí tu siesta verdad, discúlpame - la chica se arrodillo y soltó toda su tristeza, pareciera que todo ser vivo que este a su lado perdía la vida.

El llanto de la joven no duro mucho ya que el ruido de un cristal rompiéndose lentamente la puso en alerta, Einar se levantó, pero al sentir el suelo débil miro hacia sus pies, se encontraba en un rio de hielo y el estruendo del oso, hizo que este se agrietara, la chica asustada tenia un mal presentimiento, sin saber que hacer comenzó a correr pero ese fue un gran error ya que las grietas del hielo crecieron, el suelo de hielo se desprendió moviéndose por la corriente del agua hacia una cascada, Einar perdió el equilibrio por el movimiento, arrodillada estaba en unos de esos hielos que se dirigían a una muerte segura.

La joven toco el agua y estaba bastante fría, si se caían en la cascada, tenía dos opciones, morir por el golpe o morir de hipotermia al sumergirse.

— Este será mi final — dijo perdiendo la fé.

Justo cuando la masa de hielo llegaba al borde de la cascada, unos objetos de metal cayeron del cielo, deteniendo la superficie donde se hallaba la princesa, se trataban de anclas.

Al otro lado del rio se encontraba un grupo de soldados jalando las cuerdas de las anclas, acercando a la chica a tierra firme.

El corazón de Einar volvió a latir, ya que por poco perdía la vida, esta al estar asegurada, se levantó ahora frente al grupo de hombres.

— Príncipe, ella es la princesa — dijo el general susurrándole a un hombre encapuchado.

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