Secuestro

Al transcurrir varios minutos Einar logro calmar su llanto, y en cuanto se disponía de retirarse del jardín y hablar con Marcos, una rama sonó no muy lejos de ella, la joven se volteo y miro como cinco hombres con la vestimenta de soldados del reino Fulming se acercaban erráticamente hacia ella.

— Ustedes no son soldados — Einar sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando uno de los hombres se quito el casco dejando a la vista una marca en su frente.

Se trataba de barbaros, delincuentes quienes roban y secuestran a personas para luego venderlas, gente de un reino olvidado en el cual se les hacia una marca circular en medio de la frente como tradición, se dice que su reino al caer en pobreza extrema se desvaneció y a su pueblo no le queo de otra que incurrir al vandalismo en otras regiones.

— Valla, valla, si se trata de la princesa de la nación Magna — un hombre robusto daba pasos lentos hacia Einar — Esos ojos verdes valdrán una fortuna — susurro.

Einar estaba agobiada, los cinco hombres la estaban rodeando, pero ella no dejaría que la tocasen, rápidamente tomo una posición de combate, aunque el haber llorado por mucho tiempo la dejo bastante débil, el hombre robusto tomo la empuñadura de su espada y cuando la saco en dirección a la joven esta lo esquivo de forma ágil, pero los otros cuatros también sacaron sus espadas, el numero era mayor y Einar hace bastante tiempo había dejado de entrenar por petición de su padre, la chica volvió a esquivar la hoja afilada de otro soldado, agarrándose de la muñeca de este y con todas sus fuerzas lanzando su cuerpo hacia otro hombre.

— Eres bastante hábil — le dijo impresionado el primer bárbaro.

Einar preparada para hacerle frente a los demás, se acercó a este con la intención de derribarlo, pero…

— Suelten a la princesa — exclamo angustiada la dama de compañía de Einar.

Einar al escuchar la voz familiar no evito desconcentrarse y girar su vista hacia María, el bárbaro no perdió tiempo y no dudo en darle un golpe a puño limpio en el rostro de la mujer tirándola al suelo.

— ¡Princesa! — la dama trato de acercarse hacia la chica pero unas manos la detuvieron, se trataban de otros barbaros — Suéltenme —

— María… ¡no la toquen! — Einar gritaba con todas sus fuerzas — Guardias, guardias — trataba de llamar a los soldados del reino, pero parecía que sus gritos no llamaban la atención de nadie, como si la escena fuera planeada.

El hombre que sostenía a María se estaba hartando – ya cállate – saco su espada y en menos de un segundo le clavo el filo de la hoja en el vientre de la mujer, haciendo que esta callera al pasto.

Todo el cuerpo de Einar se congelo, su corazón se apretó y las lágrimas corrían sobre sus mejillas, aquella dama de compañía era mas que una sirvienta, en los últimos meses se había convertido en una amiga para la princesa, quien reía y la escuchaba sin prejuicios.

Los ojos verdes de la chica soltaban una chispa brillante, pero sin aviso el bárbaro con le empuñadura de su espada dio un golpe en la cabeza de Einar dejándola inconsciente.

El hombre robusto cargo el cuerpo de la princesa y se la llevo junto con los demás.

— Señor que haremos con el cuerpo de ella — pregunto uno de los hombres apuntado a lo poco que quedaba de María.

— Ese no es mi problema, con la venta de la princesa de Magna nos bastara para vivir bien muchos años — dijo fríamente — Déjenla a demás por petición de la señorita Ingrid solo nos llevamos a la princesa — sin más, todos los hombres cerraron sus cascos y se dirigieron hacia un carruaje donde amarraron a Einar y la dejaron encerrada.

Transcurrieron varias horas, Marcos quien se encontraba es su despacho terminado los últimos documentos, el silencio y tranquilidad daba mala espina.

— ¡Príncipe Marcos¡ — un soldado llego apresuradamente.

Marcos le irritaban tales conductas — ¿No te enseñaron a tocar? — frunció el seño.

— Disculpe señor, pero la princesa Einar no se encuentra por ningún lugar —

Marcos se levantó de su asiento preocupado y siguió al soldado llegando al jardín trasero del castillo, donde se hallaban varios guardias alrededor del cuerpo de María.

— Príncipe — el guardia real del reino Fulmig se acercó a Marcos — Es la dama de compañía de la princesa, sospechamos que fueron barbaros —

— Y como es que nadie vio nada — dijo marcos frustrado.

— encontramos este papel en el vestido de la dama —

“a medio día te estaré esperado con ansias en mi despacho. Atentamente Marcos”

Marcos se quedo sin palabras — Esta carta nunca la eh escrito — miro al guardia real

— También descubrimos que los cinco guardias de este lado del castillo hace dos días fueron trasladados al lado oeste del reino, según por su mandato — el guardia observaba cada facción del príncipe

— Alguien ha utilizado mi nombre para secuestrar a la princesa, quiero que lo descubran – Marcos irritado daba paso para marcharse — y que todo esto se quede aquí, que ninguno de los reyes se entere –

— Si señor —el guardia levanto su mano derecha hacia su cabeza dando señal de afirmación.

Marcos no podía creer que Einar desapareciera, y todo daba indicios a que fue algo organizado ya hace tiempo, pero debe encontrarla rápidamente si no lo mas probable es que se genere conflictos entre la nación Magna y la nación Fulming.

Debido a que la nación Fulming se encuentra en una deuda enorme, es cosa de tiempo en que la economía dependa de un hilo, en cambio la nación Magna era una nueva bastante prospera liderando la venta de minerales y cuenta con un ejercito muy fuerte.

Si Einar, la única princesa e hija del rey Dag no dudaría en hacer rodar las cabezas del reino Fulming, y sobre todo la de Marcos.

La luna llena iluminaba los caminos ocultos del bosque, el cantico de los grillos abundaba en las rocas, aquel bosque cálido y armonioso no duro mucho tiempo, ya que el galope de caballos y el ruido metálico de un carruaje rompía toda armonía, hombres encapuchados se dirigirían a la frontera de la nación Fulming, para llegar a la Nación Astra, el frio no se hizo esperar, y el aliento de los caballos se difuminaba con la brisa, pequeños copos de nieve adornaban los trajes oscuros de los hombres.

—  Señor este camino me trae una mala sensación — confeso uno de los barbaros

— Es este camino o el camino principal, quieres que nos vean traficando a una princesa — respondió el otro, azotando las cuerdas del caballo que da con la mordaza.

Pero el temor del primer bárbaro se hizo realidad, ya que en la oscuridad de los árboles surgió un grupo de jinetes con armaduras rígidas, en sus espaldas tenían arcos y en un bolso flechas,  el grupo de jinetes siguieron a los cinco barbaros por toda la nieve.

— ¡Nos están siguiendo! — exclamo un barbado con miedo.

— Maldita sea — el hombre robusto saco su espada.

En cosa de segundo los jinetes los alcanzaron y los embistieron, les ganaban en cantidad y sin piedad acabaron con sus vidas.

— Señor se tratan de barbaros, delincuentes del reino olvidado — un jinete exclamo al ver las marcas en sus frentes.

 El carruaje se encontraba a metros de ellos y el hombre que lo conducía ya estaba bastante herido.

— Veamos que es lo que tienen- el general abrió con un golpe la puerta del carruaje rompiéndola, al ver una silueta femenina en el fondo se acercó, se trataba de una mujer, el hombre le tomo el pulso y confirmó que seguía con vida, aunque la mujer no despertaba el general le abrió los parpados, sorprendido miro los ojos verdes de la chica — Es la princesa de Magna — rápidamente la tomo en brazos y la coloco detrás de su caballo.

— Por que traían el cuerpo de una princesa — pregunto uno de los jinetes.

— Lo mas probable es que la traían con intenciones de venderla al mercado negro — el general subió a su caballo — Tendré que informarle al príncipe sobre esto — el hombre junto a los demás comenzaron a cabalgar hacia uno de los castillos de la nación Astra.

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