Ya no es lo mismo

Einar se encontraba en su habitación con Isabel ordenando todo lo que escogió de los comerciantes.

— Princesa estos vestidos son muy bonitos — dijo Isabel mientras miraba las piedras bordadas en la tela de un vestido.

— Isabel escoge uno — dijo Einar sin mas.

— Pero princesa esto le pertenece, a demás una sirvienta como yo… no podría… — bajo la mirada.

Pero antes de que Isabel terminara la frase Einar la interrumpió — No eres un sirvienta cualquiera Isabel, eres mi dama de compañía y mi dama de compañía debe de vestir al nivel de su princesa no lo crees — la chica trataba de convencerla — Además es un regalito de mi prometido puedo hacer lo que quiera con esto — levanto un vestido color cian — este se te vería precioso puesto — Einar le acercó la prenda a Isabel que ya a estas altura sabia de la terquedad de la princesa, por lo que ir en contra de ella es una perdida de tiempo, además el vestido si era muy lindo.

—Ya tenia un presentimiento de tu gusto por lo material pero no creía que elegirías más de la mitad de los productos de los mercaderes — susurro Sven quien veía toda la escena recostado en el marco de la puerta.

Einar al escucharlo se le fue su sonrisa — Bueno en magna la economía es prospera por lo que el rey siempre complacía mis caprichos — soltó la chica haciendo entender al príncipe que esto solo seria el comienzo.

Sven soltó una risita — Supongo que en la nación Fulming también complacían tus caprichos — el hombre analizaba cada facción de la chica en busca de desagrado, por alguna razón le gustaba hacer enojar a Einar, pero solo obtuvo un rostro de tristeza. 

Einar recordó todos los momentos en los que se contuvo de ser ella misma en aquella nación, siempre le daban cosas, pero ella para verse como una dama humilde los rechazaba ya que tenia presente la decadencia económica que tenia tal nación, ella trataba con pequeños gestos poder ser un apoyo para el reino Fulming, pero también para Marcos…

Einar al escuchar el comentario de Sven se sintió como una idiota ya que a pesar de los meses aun no podía olvidar a Marcos, la chica se acercó al príncipe y suavemente lo empujo al pasillo — Le agradezco por las cosas que me compro, pero me siento algo cansada con su permiso… — Einar le dio una mirada lastimera y cerro la puerta lentamente.

Sven comprendió que había tocado un tema delicado para la princesa, y eso le molestaba, la costumbre de que todas las personas lo siguieran, en donde todas las mujeres querían su corazón con solo verlo, esas miraras ya era el día a día de Sven, pero en cambio Einar parecía tan alejada a esos sentimientos, le molestaba que a pesar del tiempo parecía solo pensar en otro hombre, en el fondo Sven sabe que Einar nunca lo amaría como amo al príncipe Marcos.

El hombre se restregó el rostro — Pero que tontería estoy pensando — sin más que hacer allí, se marchó al salón de trabajo.

Al otro lado de la puerta Isabel estaba desconcertada por lo sucedido, pensaba que hubo un avance entre el príncipe y la princesa, pero parecía todo lo contrario, al menos se soportan, Isabel vio como el semblante de la chica era de pena cuando el príncipe abordo la nació Fulming, ella ya sabia que Einar desde un comienzo estaba comprometida con otro príncipe.

Isabel se acercó a la chica — Princesa le puedo dar un consejo.

Einar al sentir la calidez de su dama de compañía asintió.

—No deje que una mala experiencia no la deje vivir y volver a amar.

La princesa al escucharla no evito que se le saliera unas lagrimas — ¿Volver a amar? ¿Y a quien debo de amar? — susurro secándose sus lágrimas.

— No es necesario enamorase de la noche a la mañana, pero le digo que aparecerá alguien que la va a amar sinceramente y cuando eso pase usted solo debe dejarse amar y no recordar momentos malos — Isabel acariciaba el pelo de la princesa.

La chica no lo comprendía — Pero me voy a casar con Sven… y dudo que pueda amarlo.

Isabel solo guardo silencio, el príncipe era un hombre poco sincero, frio quien solo hace cosas para su conveniencia, suponía que Einar prefería hombres con otras cualidades.

........

En la nación Fulming, se encontraba un Marcos nervioso, ya habían pasado cinco meses desde el secuestro de Einar y de la amenaza de su padre, intentando calmar sus ansias un instante, prendió un puro y soltó el humo gratificante de sus pulmones, pero sus minutos de relajación se vio afectada por una voz femenina.

— Te eh dicho que fumar eso es malo — dijo por detrás de su espalda Ingrid.

Maros sintió un sentimiento de ira crecer desde sus intestinos, todo este tiempo se había apartado de aquella mujer ya que sabia del plan que orquesto para alejar a Einar de la nación, pero suponía que el poco cariño que le tenia a Ingrid fue el impedimento para enviarla a la orca.

Marcos no volteo, ni siquiera se tomo la molestia de dirigirle la mirada, siguió inhalando del tabaco.

La mujer al sentir el menos precio del hombre quien amaba se acerco aun mas y sutilmente le acaricio la espalda en busca de interés — Piensas seguir ignorándome — la mujer seductoramente se poso a un lado de macos.

Marcos con una voz ronca soltó — Agradece que no hubo responsables en el secuestro de Einar y todo quedo como una escapada de ella.

Ingrid volteo los ojos, estos últimos meses lo único que salía de la boca de marcos era ese nombre, esa maldita mujer —  ¿Y qué? Yo solo lo hice por amor.

Las palabras de la mujer alteraban mas al hombre, quien al sentir los dedos de la chica acariciar su rostro, sujeto su muñeca fuertemente — Si tanto dices que me amas te hubieras aguantado y ya… esa mujer que tanto odias era la salvación de esta nación — soltó el agarre y siguió fumando.

Ingrid con lagrimas en el rostro al sentir como el amor de su vida era totalmente diferente a cuando lo conoció, en ese momento se preguntó donde se había ido aquel Marcos de quince años, aquel hombre quien la miraba con amor siendo ella una sirvienta, quien siempre le tendió la mano cuando ella tenia problemas, sin repudio Íngrid saco su última carta — Bien, entonces también huyamos — Íngrid miro al hombre con esperanza y al recibir una mirara curiosa por su parte siguió explicando — Podemos irnos de esta nación, yo podría colocar un pequeño puesto, y con el tiempo tener una casa y una familia… tendríamos una vida humilde pero nos tendremos a nosotros — las palabras de la chica fueron detenidas por la brusquedad de Marcos.

El hombre rio psicótico — ¿Estás loca? — la miro fulminante y se acercó a su rostro — Grábate esto en la cabeza… prefiero mil veces la orca que tener una vida inmunda.

Ingrid sintió su corazón romper, el estado de su príncipe era caótica, sin ganas de seguir siendo humillada se aparto de hombre y con lágrimas se despidió.

Se alejo añorando esos recuerdos donde los dos bajo la luz de la luna se juraban amor eterno, al parecer las cosas no son como uno quiere.

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